aperturas psicoanalíticas

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revista internacional de psicoanálisis

Número 050 2015

Biología y el futuro del psicoanálisis: un nuevo marco intelectual de referencia para la psiquiatría revisitado [Kandel, E.R.]

Autor: Sarmiento, Víctor - Conde, Manuel

Palabras clave

Biologia, Kandel, Psiquiatria.


Eric R. Kandel. Biology and the Future of Psychoanalysis: A New Intellectual Framework for Psychiatry Revisited.Am J Psychiatry 1999; 156:505–524

E. Kandel escribe este artículo como respuesta a los numerosos comentarios surgidos tras la publicación hacía un año de su artículo “Un nuevo marco intelectual de referencia para la psiquiatría” (Kandel, 1998) que hacían referencia a la relación entre la biología y el psicoanálisis.

En la introducción, destaca las importantes aportaciones del psicoanálisis en la primera mitad del siglo XX, principalmente las nuevas perspectivas sobre los procesos mentales inconscientes, el determinismo psíquico, la sexualidad infantil, y, especialmente, la irracionalidad de la motivación humana. En cambio indica que en la segunda mitad del siglo XX, aunque el pensamiento psicoanalítico siguió progresando, su influencia está en declive, han sido pocas las nuevas ideas brillantes, con la posible excepción de ciertos avances en el desarrollo infantil y lamenta la ausencia de evolución científica, especialmente la falta de desarrollo de métodos objetivos para probar las excitantes ideas propuestas anteriormente.

Se lamenta el autor de esta situación de pérdida de influencia ya que sigue considerando  al psicoanálisis como “la visión más coherente e intelectualmente satisfactoria de la mente”. Para que el psicoanálisis recupere el poder y la influencia intelectual, aconseja la colaboración entre aquellos que se interesan por él y entre aquellos que se interesan por una teoría de la motivación humana sofisticada y realista y defiende la reactivación del psicoanálisis mediante el desarrollo de una relación más estrecha con la biología en general y con la neurociencia cognitiva, en particular.

El método psicoanalítico y la perspectiva psicoanalítica de la mente

En este apartado  analiza los factores que han contribuido a la actual crisis del psicoanálisis y destaca las siguientes ideas:

-       A pesar de que el psicoanálisis introdujo un nuevo método psicológico de investigación, un método basado en la libre asociación y en la interpretación simbólica, que mantiene su utilidad clínica, hay que reconocer que, en este momento del estudio moderno de la mente, la observación clínica de los pacientes individuales, en un contexto como la situación psicoanalítica, que es tan susceptible al sesgo del observador, no es una base suficiente para una ciencia de la mente.

-       Aunque el psicoanálisis ha sido históricamente científico en sus propósitos, rara vez ha sido científico en sus métodos, y más bien ha fracasado a lo largo de los años en presentar sus presupuestos a la experimentación comprobable. Los conocimientos adquiridos en las sesiones de terapia han inspirado de forma importante otros modos de investigación fuera de la situación psicoanalítica. Un ejemplo de éxito es la observación directa de niños y el análisis experimental del apego y de la interacción entre padres e hijos

-       El psicoanálisis tiene un grave problema institucional. En el último siglo han proliferado institutos autónomos psicoanalíticos que han desarrollado sus propios métodos, únicos, para la investigación y la formación, con enfoques que se han quedado aislados de otras formas de investigación. Por otro lado al no reconocerse aún como un rama de la biología, el psicoanálisis no ha incorporado “la rica cosecha de conocimiento sobre la biología del cerebro y su control de la conducta” surgidos desde los años 40.

La actual generación de psicoanalistas han elaborado argumentos a favor y en contra  de una biología de la mente

En este apartado discute los motivos para que el psicoanálisis no haya acogido mejor a la biología. Lo atribuye a que hay un buen número de psicoanalistas mantienen una visión mucho más radical que la del mismo Freud, que en 1894 aunque veía prematuro intentar reunir la biología y el psicoanálisis por no haber avanzado aquella lo suficiente, si contemplaba esta relación. Estos piensan aún que no puede haber puentes conceptuales que puedan servir como plantillas intermedias, isomorfas entre ambos “reinos”. Esta posición hermenéutica sería la responsable de impedir al psicoanálisis seguir creciendo intelectualmente. Kandel se muestra de acuerdo con lo expresado por Lear: “Freud murió en 1939, después de una extraordinaria vida productiva y creativa ... es importante no quedar atrapado en él, como un síntoma rígido, ya sea para idolatrarlo o denigrarlo".

La biología al servicio del psicoanálisis

En este apartado remarca el interés en esta relación entre biología y psicoanálisis para la revitalización de este último. Aun reconociendo que todavía no disponemos de ninguna comprensión intelectualmente satisfactoria de ningún proceso mental complejo, los progresos de la biología hacen pensar que en el siglo XXI los esfuerzos se concentraran en la interacción mente-cerebro y pronto será posible que se esté en condiciones para responder a cuestiones sobre la memoria y el deseo. Defiende el autor, que las respuestas serían más ricas y significativas si las preguntas se forjaran de manera sinérgica entre la biología y el psicoanálisis, Destaca ocho áreas en las que la biología podría unirse con el psicoanálisis para hacer importantes contribuciones:

1)           La naturaleza de los procesos mentales inconscientes.

La idea de los procesos mentales inconscientes no es sólo importante por sí misma, también es fundamental para comprender la naturaleza del determinismo psíquico. Kandel expone ejemplos de lo que nos puede enseñar la biología sobre ellos: casos en los que lesiones del lóbulo medial temporal afectaban al funcionamiento de la memoria declarativa y en los que se demuestra el aprendizaje de nuevas habilidades perceptuales y motoras, memorias que ahora llamamos procedimental o implícita, y que son completamente inconscientes.

Revisa las 3 maneras diferentes en que Freud usa el concepto de inconsciente (Solms, 1997) y nos ofrece sus correlaciones biológicas:

-       manera estricta o estructural equivalente a inconsciente reprimido o dinámico. Es lo que la literatura clásica psicoanalítica entiende como “el inconsciente”, incluye: el ELLO pero también esa parte del EGO que contiene impulsos inconscientes, defensas y conflictos y que por tanto es similar a la dinámica inconsciente del ELLO. En este inconsciente dinámico, se evita que la información sobre un impulso y un conflicto alcance la conciencia mediante poderosos mecanismos defensivos, tal como la represión.

-       una parte del EGO que no es reprimida y no tiene que ver con los impulsos o conflictos inconscientes, esta parte del EGO no es accesible nunca a la conciencia a pesar de que no es reprimida. Puesto que este inconsciente tiene que ver con los hábitos y las habilidades perceptuales y motoras, encaja dentro de la memoria procedimental. Lo llamaremos el inconsciente procedimental

-       El inconsciente preconsciente, Freud usó el término descriptivamente en un sentido amplio para referirse a casi la totalidad de las actividades mentales, la mayoría de los pensamientos y todas las memorias que entran en la conciencia. Según Freud, un individuo no es consciente de la casi totalidad de los eventos de procesamiento mental si bien puede tener acceso consciente para muchos de ellos por un esfuerzo de atención. Desde esta perspectiva, la mayor parte de la vida mental es inconsciente gran parte del tiempo y se convierte en consciente sólo como percepciones sensoriales: tales como las palabras y las imágenes

Ponernos en antecedentes le parece a Kandel oportuno en este punto: La correspondencia entre neurociencia cognitiva y psicoanálisis que se da en el “inconsciente procedimental” fue reconocida por Robert Clyman (1991), en el contexto de la emoción y su relevancia para la transferencia y para el tratamiento y desarrollada posteriormente por Louis Sanders, Daniel Stern con el Grupo de Estudio del Proceso de Cambio de Boston (1998), quienes han enfatizado que muchos de los cambios que adelantan los procesos terapéuticos durante un análisis no están en el dominio del conocimiento consciente, sino más bien en el ámbito del conocimiento y el comportamiento inconsciente procedimental (no verbal). También en esta línea de pensamiento se ha propuesto que el desarrollo moral se hace avanzar a través de medios procedimentales (Marianne Goldberger (1996), siendo que  estas reglas se adquieren de forma casi automática, como las reglas de gramática que rigen nuestra lengua materna.

De aquí que el autor pueda argumentar que la interesante convergencia de psicoanálisis y biología en el problema de la memoria procedimental nos abre la posibilidad de examinar, desde una perspectiva psicoanalítica y biológica, la variedad de los fenómenos que vemos subsumidas bajo el término "memoria procedimental" y ver cómo se proyectan sobre los diferentes sistemas neuronales.  Antes, nos dice, todos los métodos para el estudio de los procesos inconscientes eran indirectos, ahora la biología -con su capacidad de poner imágenes a procesos mentales y su capacidad para el estudio de pacientes con lesiones en diferentes componentes de la memoria procedimental- puede hacer una contribución fundamental para cambiar la base del estudio de los procesos mentales inconscientes de la inferencia indirecta a la observación directa. Además, los métodos de imagen pueden también permitir discernir qué sistemas cerebrales intervienen en las otras dos formas de la memoria inconsciente, el inconsciente dinámico y el inconsciente preconsciente.

2)           La naturaleza del determinismo psíquico: ¿Cómo dos eventos se asocian en la mente?

En este punto el autor parte por un lado de que en el pensamiento de Freud, los procesos mentales inconscientes proporcionan un mecanismo explicativo del determinismo psíquico. Así, cada acontecimiento psíquico, ya sea procedimental o declarativo, sería determinado por un evento que le precede y cada síntoma neurótico, por muy extraño que pueda parecer para el paciente, no es extraño en la mente inconsciente, sino que se relacionaría con los procesos mentales precedentes. Las conexiones entre los síntomas y los procesos mentales causales o entre las imágenes de un sueño y de los anteriores sucesos psíquicos relacionados estarían oscurecidas por la actuación de procesos inconscientes ubicuos y dinámicos.

Por otro lado, argumenta que tenemos ya conocimientos biológicos incipientes que nos permiten entender cómo se desarrollan las asociaciones en la memoria procedimental.  Pavlov (1927) desarrolló potentes paradigmas para el aprendizaje asociativo que dio lugar a un cambio permanente en el estudio del comportamiento, moviéndolo de un énfasis en la introspección a un análisis objetivo de los estímulos y las respuestas. Este es exactamente el tipo de cambio que Kandel defiende que estamos buscando en las investigaciones psicoanalíticas del determinismo psíquico y hace hincapié en tres puntos importantes:

En primer lugar, aprendiendo a asociar dos estímulos, un sujeto no sólo aprende que un estímulo precede al otro. En el aprendizaje de asociar dos estímulos, un sujeto aprende que un estímulo viene a predecir al otro. 

En segundo lugar el condicionamiento clásico es un paradigma excelente para analizar cómo el conocimiento puede pasar de ser inconsciente a entrar en la conciencia.

Por último, el condicionamiento clásico puede ser utilizado para adquirir no sólo las respuestas de apetito, sino también las de aversión y por lo tanto nos puede dar una idea de la aparición de psicopatología.

Seguidamente desarrolla cada uno de estos puntos:

-       Que el determinismo psíquico del condicionamiento clásico es probabilístico, apoyándose en los estudios de Leon Kamin (1969) quien encontró que los animales más que de la contigüidad, aprenden de contingencias por lo que el aprendizaje asociativo depende en gran medida del poder del estímulo condicionado para predecir un estímulo no condicionado biológicamente significativo.

-       El condicionamiento clásico convencional se lleva a cabo usualmente en una forma llamada condicionamiento diferido o retardado, en el que la aparición del estímulo condicionado normalmente precede a la aparición del estímulo no condicionado en alrededor de 500 mseg, y tanto el estímulo condicionado como el estímulo no condicionado terminan juntos. Esta forma de condicionamiento es típicamente procedimental. Una ligera variación, el condicionamiento de traza, convierte el condicionamiento implícito en memoria explícita. Con el condicionamiento de traza el estímulo condicionado termina antes de que ocurra el estímulo no condicionado, por lo que el estímulo condicionado es breve, y hay un hueco de 500 mseg entre la terminación del estímulo condicionado y el inicio del estímulo no condicionado, el condicionamiento de traza requiere la recuperación consciente. un pequeño cambio en la secuencia temporal cambia una instancia de determinismo psíquico de ser inconsciente a ser consciente. Señalando que el condicionamiento de traza necesita la integridad del hipocampo y del sistema de circuitos del lóbulo temporal medial. Los dos sistemas de memoria, procedimental y declarativa, son a menudo reclutados conjuntamente por una tarea común y codifican diferentes aspectos del patrón sensorial de los estímulos. Señala la posible relación entre el inconsciente-preconsciente y el córtex prefrontal.

3)           La causalidad psicológica y la psicopatología.

Para este tercer punto de convergencia muestra la asociación que puede establecerse entre el miedo condicionado pavloviano (una forma de memoria procedimental mediada por la amígdala), la angustia de señal y los síndromes de estrés postraumático en los seres humanos. Pavlov encontró que el condicionamiento defensivo ofrece un buen modelo experimental de la angustia de señal, una forma de miedo aprendido que puede ser ventajosa. Una propuesta similar a la que Freud postuló: que la asociación repetida de estímulos neutros y nocivos puede provocar que el estímulo neutro pase a ser percibido como peligroso y a elicitar la ansiedad. Tanto Pavlov como Freud apreciaron que resulta biológicamente adaptativo tener la capacidad de responder defensivamente a las señales de peligro antes de que el peligro real esté presente, Freud sugirió que las defensas mentales sustituyen a las de retirada o de lucha en respuesta a un peligro interno. La ansiedad de señal o anticipatoria proporciona una oportunidad para estudiar cómo se reclutan las defensas mentales: cómo el determinismo psíquico da lugar a la psicopatología.

Considera la importancia de la amígdala para la memoria cargada emocionalmente y en la coordinación del flujo de información entre las áreas del tálamo y la corteza cerebral que procesan las pistas sensoriales y las áreas que procesan la expresión del miedo: el hipotálamo, que regula la respuesta autonómica al miedo, y las áreas límbicas de asociación neocortical, la corteza cingulada y la corteza prefrontal, que se cree que participan en realizar la evaluación consciente de la emoción.  También considera la propuesta de Le Doux que atribuye la ausencia de darse cuenta, a un “cierre” del hipocampo por el estrés. Actualmente existen métodos  para obtener imágenes de estas estructuras, tanto en animales de experimentación como en humanos a fin de estudiar  cómo se establecen estos vínculos y como se mantienen.

4)           Las experiencias tempranas y la predisposición a la psicopatología.

Tras señalar que algunas personas tienen una mayor disposición constitucional que otras para adquirir la ansiedad neurótica, Kandel, plantea la pregunta ¿qué factores predisponen a un individuo a asociar una variedad de estímulos neutros con los que son amenazantes? y aporta los siguientes argumentos para construir su respuesta:

Freud enfatizó dos componentes en la etiología de la psicopatología adquirida: predisposiciones constitucionales (incluidas las genéticas) y los factores experienciales tempranos, especialmente la pérdida.

El componente del ambiente temprano que se piensa que es el más importante para los seres humanos, y de hecho, para todos los mamíferos, es el cuidador principal del bebé, por lo general la madre.

El psicoanálisis ha sostenido durante mucho tiempo que la forma en la que una madre interactúa con su hijo crea en la mente del niño la primera representación interna no sólo de otra persona, sino de una interacción, de una relación. El apego seguro de la madre y el niño se cree que fomenta en el niño el confort consigo mismo y la confianza básica en los demás, mientras que el apego inseguro se cree que fomenta la ansiedad.

Seguidamente, el texto dirige la atención a que durante los primeros 2-3 años de vida, cuando la interacción de un bebé con su madre es particularmente importante, el niño cuenta principalmente con sus sistemas de memoria procedimental y a que la memoria declarativa se desarrolla más tarde. Esta “amnesia infantil” es evidente también en otros mamíferos y no se debe a la poderosa represión de los recuerdos durante la resolución del complejo de Edipo, sino al lento desarrollo del sistema de la memoria declarativa.

También las conductas de respuesta a la separación descritas por Bowlby (1969) encuentran correlatos en estudios con otros mamíferos que Kandel expone para señalar los aspectos biológicos. En la misma línea, destaca los trabajos de Levine (1957) y sus colegas que fueron los primeros en llevar el análisis a un nivel molecular mediante el estudio de cómo grados variables de apego infantil afectaban posteriormente la capacidad de los animales para responder al estrés. En otros estudios que despliega  aporta ejemplos de cómo la experiencia temprana altera el punto de ajuste para una respuesta biológica al estrés, de cómo las experiencias vitales adversas tempranas resultan en un aumento de la expresión de genes de factor liberador de corticotropina (CRF) - estudios de Charles Nemeroff (1996) y Paul Plotsky (1993)- y de cómo los aumentos de los glucocorticoides que siguen a la separación prolongada tienen efectos adversos en el hipocampo - Bruce McEwen (1995) y Robert Sapolsky (1996)- , llegando a que lo que puede parecer inicialmente como represión en realidad puede ser una verdadera amnesia: daños en el sistema del lóbulo temporal medial del cerebro.

De la misma forma repasa los estudios más significativos en los que se demuestran asociaciones entre la depresión que experimentan los pacientes y niveles elevados de glucocorticoides –Sachar (1976)- y de factor liberador de corticotropina (CRF) –Nemeroff (1998)-, que explicarían la evidencia de que la experiencia desfavorable en la vida temprana aumenta la probabilidad en la edad adulta de sufrir depresión o ciertos trastornos de ansiedad. El acercamiento a la biología daría por esta vía acceso a aplicaciones diagnósticas, por ejemplo  identificar los genes que se activan por CRF y que predisponen a la ansiedad, terapéuticas, por ejemplo los fármacos que bloquean las acciones del CRF en sus receptores en los tejidos diana e incluso se podría seguir las respuestas terapéuticas de los pacientes mediante formación de imágenes del hipocampo y ver en qué grado se detienen los cambios anatómicos, o incluso se revierten, y ver cómo las respuestas a la psicoterapia se correlacionan con los niveles de CRF y los glucocorticoides

5)           El preconsciente, el inconsciente, y la corteza prefrontal.

Tras considerar el inconsciente implícito, Kandel pasa a considerar el inconsciente preconsciente y el inconsciente reprimido y propone  que hay aspectos del inconsciente preconsciente que pueden estar mediados por la corteza prefrontal, expone las funciones de ésta, especialmente las relacionadas con la memoria de trabajo, para llegar a explicar cómo la corteza prefrontal puede participar en coordinar funciones que los psicoanalistas atribuyen a las funciones ejecutivas del ego, por una parte, y el superyó, por otra.

6)           La orientación sexual y la biología de los impulsos

Partiendo de que Freud concibe los impulsos como los componentes energéticos de la mente: un impulso, según él, lleva a un estado de tensión o excitación, un estado que los psicólogos cognitivos llaman ahora el estado motivacional, estado que impulsa acciones con el objetivo de reducir la tensión, Kandel resume las ideas de Freud sobre la sexualidad para ilustrar que cualquier penetración psicológica o clínica de la sexualidad, no importa cuán moderna sea, se aclarará seguramente mejor mediante la comprensión biológica de la identificación de género y de la orientación sexual, aunque en el momento de redactar el artículo pensaba que se sabía poco. Ve la orientación sexual como un área compleja, porque el género genotípico, el género fenotípico, la identificación de género y la orientación sexual son distintas entre sí, pero están interrelacionadas. El reconocimiento de esta complejidad puede hacer que los términos estándar como hombre, mujer, masculino y femenino sean imprecisos y necesitados de cualificación, debiendo admitirse que aunque muchos aspectos de la conducta sexual son semejantes a las conductas de alimentación y de bebida -tan esenciales para la supervivencia y que están muy protegidas entre los mamíferos, implicando sistemas cerebrales y hormonales comunes e incluso aspectos estereotipados de comportamiento- la identificación de género y la orientación sexual tienen características que son exclusivamente humanas y pueden no ser susceptibles de estudio en animales de experimentación. 
Para Kandel, el continuo avance en los estudios sobre las características del dimorfismo sexual, sin duda ayudará a los psicoanalistas a comprender mejor la identidad de género y la orientación sexual y piensa que están al alcance los métodos para establecer si hay diferencias anatómicas fiables entre las personas con diferentes orientaciones sexuales.

7)           Los resultados de la terapia y los cambios estructurales en el cerebro.

Este apartado  se inicia con la información de que trabajos recientes con animales de experimentación indican que la memoria a largo plazo da lugar a alteraciones en la expresión génica y a cambios anatómicos subsiguientes en el cerebro. Los cambios anatómicos en el cerebro derivados del desarrollo de habilidades, estudiados mediante neuroimagen se presentan como prueba y se usan de base para plantear una cuestión central para el psicoanálisis: ¿Funciona la terapia de esta manera? ¿Ocurren los cambios estructurales inducidos terapéuticamente en los mismos sitios que fueron alterados por el trastorno mental, o son cambios compensatorios independientes que ocurren en otros sitios relacionados? Dado que los cambios de larga duración en las funciones mentales implican modificaciones en la expresión génica se debe pensar que en la medida en que el psicoanálisis tiene éxito en el logro de cambios persistentes en las actitudes, los hábitos y el comportamiento consciente e inconsciente, lo hace al producir alteraciones en la expresión de genes que producen cambios estructurales en el cerebro. Nos enfrentamos a la interesante posibilidad de que a medida que las técnicas de imagen del cerebro mejoran, estas técnicas puedan ser útiles no sólo para el diagnóstico de diversas enfermedades neuróticas, sino también para el seguimiento del progreso de la psicoterapia.

8)           Psicofarmacología y psicoanálisis.

Citando a Mortimer Ostow (1962), que observó que uno de los principales efectos de los psicofármacos es sobre el afecto, lo que le llevó a sostener que el afecto es a menudo un factor determinante de la conducta y de la enfermedad más importante que la ideación o la interpretación consciente y a Sanders, Stern, y el Grupo de Estudio del Proceso de Cambio de Boston que destacaron la importancia relativa del inconsciente afectivo sobre el “insight” consciente, y de los cambios en el conocimiento procedimental inconsciente como índices de progreso terapéutico, Kandel propone que los cambios en las representaciones internas inconscientes del paciente pueden ser beneficiosos para su progreso, incluso sin haber alcanzado la conciencia y comenta: tal vez, en estos casos, el inconsciente es aún más importante incluso de lo que Freud supo apreciar.

Es necesario un verdadero diálogo entre la biología y el psicoanálisis si queremos alcanzar una comprensión coherente de la mente

 Una vez presentados sus argumentos Kandel defiende que es necesario un verdadero diálogo entre la biología y el psicoanálisis si queremos alcanzar una comprensión coherente de la mente. Nos informa además que la mayoría de los biólogos creen que la mente va a ser en el siglo XXI lo que el gen fue en el siglo XX. Sobre la posibilidad de que un enfoque neurobiológico de cuestiones psicoanalíticas redujera los conceptos psicoanalíticos a los neurobiológicos, piensa que tal reducción no es sólo indeseable, sino imposible ya que las agendas del psicoanálisis, la psicología cognitiva y la neurociencia son superponibles, pero en modo alguno son idénticas. El papel de la biología en esta tarea sería iluminar las direcciones que tienen más probabilidades de proporcionar una visión más profunda de los procesos paradigmáticos específicos. La fuerza de la biología es su rigurosa forma de pensar y la profundidad de su análisis. Los puntos fuertes del psicoanálisis son su amplia perspectiva y la complejidad de las cuestiones que aborda. El psicoanálisis podría hacer de tutor experto y orientado a la realidad de una comprensión sofisticada de la mente-cerebro, la biología podría ayudar psicoanálisis en dos formas: conceptual y experimental.

¿Estamos asistiendo al inicio de un diálogo?

Para Kandel es posible que la colaboración esté ya iniciada y estemos empezando ya a ver señales del progreso conceptual, como ejemplos pone a Mortimer Ostow del Proyecto de Neurociencias del Instituto Psicoanalítico de Nueva York, a David Olds y Arnold Cooper (1997) en el Instituto Columbia que han expresado anteriormente ideas similares a las que él describe en su artículo y a Karen Kaplan-Solms y Mark Solms (2000) que se esfuerzan por delinear sistemas anatómicos en el cerebro que son relevantes para el psicoanálisis estudiando alteraciones en el funcionamiento mental de pacientes con lesiones cerebrales.

La evaluación del resultado psicoanalítico

La disminución del número de pacientes que buscan el psicoanálisis y del número de psiquiatras que buscan formación en institutos psicoanalíticos le parece a Kandel decepcionante en un momento en que  el psicoanálisis y la psicoterapia de orientación psicoanalítica pueden ser más eficaces que nunca antes. Esta disminución la ve atribuible a causas externas  (la proliferación de diferentes formas de psicoterapia a corto plazo, la aparición de la farmacoterapia y el impacto económico para las entidades de atención médica) y a causas internas al psicoanálisis, entre éstas destaca que un siglo después de su fundación, el psicoanálisis aún no ha hecho el esfuerzo necesario para obtener evidencias objetivas para convencer de que es un modo de terapia más eficaz que el placebo a una profesión médica cada vez más escéptica. Para Kandel, a pesar de su costo y de su complejidad, los estudios de resultado rigurosos, con comparación con  psicoterapias a corto plazo no orientadas psicoanalíticamente y con placebo, tienen que estar en la parte superior de cualquier lista de prioridades si se quiere que el psicoanálisis siga siendo una opción terapéutica bien reconocida.

¿Un informe flexner para los institutos psicoanaliticos?

Otro cambio que se señala como necesario es tener un pequeño grupo de investigadores a tiempo completo para el desarrollo dentro del psicoanálisis de un clima intelectual que haga que una fracción significativa de los psicoanalistas sean técnicamente competentes en la neurociencia cognitiva y tengan ganas de ensayar sus propias ideas con nuevos métodos. El desafío para los psicoanalistas es convertirse en participantes activos en el difícil intento conjunto de articular la biología y la psicología, incluyendo el psicoanálisis, para entender la mente. Si esta transformación en el clima intelectual del psicoanálisis ocurre, como creo que debe ser, los institutos psicoanalíticos mismos deben pasar de ser escuelas-gremios profesionales, tal como han sido- a ser centros de investigación y de ayuda al estudio. Sobre la proliferación de los institutos psicoanalíticos Kandel nos pone de ejemplo el informe Flexner de 1910, que recomendó limitar las facultades de medicina a las que eran parte integral de una universidad y que tuvo como consecuencia que muchas escuelas inadecuadas fueran cerradas y se establecieran normas acreditativas de la formación y la práctica de la medicina

Como colofón Kandel nos confiesa: “Lo que atrajo a muchos de nosotros al psicoanálisis a finales de 1950 y principios de 1960 fue su audaz curiosidad, su celo investigador. Me sentí atraído por el estudio neurobiológico de la memoria, porque vi la memoria como elemento central de una comprensión más profunda de la mente, un interés despertado por el psicoanálisis. Es de esperar que el entusiasmo y el éxito de la biología actual reavive las curiosidades de investigación de la comunidad psicoanalítica y que una disciplina unificada de la neurobiología, la psicología cognitiva y el psicoanálisis llegue a forjar una nueva y más profunda comprensión de la mente”

Comentario final

En conjunto este artículo, que posteriormente el autor trasladaría y ampliaría al libro que publica en 2005 (Kandel, 2005), contiene por un lado una bienintencionada crítica al colectivo de psicoanalistas que rechazan la incorporación de nuevos conocimientos procedentes de las neurociencias y de métodos de investigación que aporten pruebas de la eficacia del psicoanálisis y por otro una auténtica guía sobre los puentes que ya era posible construir en 1999 entre ambas fuentes de conocimiento, guía que hoy día nos sigue pareciendo válida. El artículo original toca acertadamente una amplitud de temas relevantes para el psicoanálisis no solo indicando qué incorporar sino también reivindicando el valor de sus aportaciones, si cabe mencionar algo de lo que se echa en falta es el reconocimiento de que la vía específica de la aproximación a la mente humana que realiza el psicoanálisis requiere unas condiciones y un esfuerzo que deben seguir apoyándose.

Llama la atención el escaso eco de estas propuestas de Kandel en la comunidad psicoanalítica, propuestas que vienen avaladas por su prestigio profesional reconocido con la concesión del premio Nobel de medicina que recibió en el año 2000, y en la alta consideración que expresa del pensamiento psicoanalítico. La dificultad de penetración de estas ideas puede estar en relación con lo que uno de los autores de esta reseña ha llamado la cuestión judía del psicoanálisis (Conde Díaz, 2011), actitud institucional, más o menos generalizada dentro de las diferentes escuelas que componen el movimiento psicoanalítico, que va unida a un sentimiento de exclusión y la consecuente actitud tendente hacia el aislamiento; considerándose los psicoanalistas como una especie de grupo elegido y perseguido, cohesionado internamente frente a lo extranjero a él, que no necesita demostrar nada de cara al exterior, solo interesado en el reconocimiento de su propio círculo. Sentimiento que dificulta la apuesta de Kandel a favor de esta interrelación desprejuiciada desde el pensamiento científico entre el psicoanálisis la biología y la psicología cognitiva. 

Referencias

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