aperturas psicoanalíticas

aperturas psicoanalíticas

revista internacional de psicoanálisis

Número 003 1999

Drive, ego, object and self: A synthesis for clinical work

Autor: Moreno, Enrique y Freire, Bartolomé

Palabras clave

Cohesion del self. deficit o de conflicto. motivacion. organizacion individual., Cuatro psicologias del psicoanalisis, defensa, El self: deseo, El yo, Internalizacion del objeto, Las pulsiones, Las relaciones de objeto, Perspectivas multiples.

 

  • Libro: Drive, Ego, Object, and Self : A Synthesis for Clinical Work.  Basic Books : New York. Autor: Fred Pine 
     

 

 Introducción

    En este libro, el autor presenta un modelo clínico y evolutivo basado en la integración –esta será la idea clave de toda la obra –de lo que denomina  las cuatro psicologías del psicoanálisis: la psicología de las pulsiones, la del Yo, la de las relaciones de objeto y la del Self. Pine intenta responder con su modelo a dos preguntas fundamentales: lo que vemos clínicamente, ¿cómo llegó a producirse evolutivamente? y la inversa, examinando la evolución infantil, ¿cuáles serán las manifestaciones clínicas de estos fenómenos que observo En resumen, ¿cómo se organiza la personalidad y cómo la motivación?

    Pine propondrá que cada una de las cuatro corrientes del psicoanálisis tiene una función relativamente independiente dentro de la organización del psiquismo, ninguna es central ni predomina sobre las otras como instrumento de comprensión de la mente. Opina que entran en interrelación unas con otras desde sus tempranos orígenes, y cada una de ellas tiene estatus de motivación en el aparato psíquico.

    El modelo así propuesto será desarrollado en el libro en tres partes: una teórica, otra clínica y otra evolutiva.
 

Parte teórica

Consta de seis capítulos. En el primero, llamado "Perspectivas múltiples y sujetos individuales" (los títulos de los capítulos son muy sugerentes respecto del contenido ), se inicia la labor de integración explicando que cada una de las cuatro psicologías del psicoanálisis insiste sobre una visión profunda y compleja de la mente apoyada en tempranas influencias formadoras que provienen de experiencias con el cuerpo y con los objetos. Ninguna de ellas prevalece sobre las otras durante la vida infantil y, en diferentes momentos, cada una puede ser centro de motivación de la conducta, y convertirse en actor independiente de las demás.

    Propone dos ejemplos imaginarios, pero muy frecuentes de ver, uno clínico y el otro evolutivo.En el ejemplo clínico, muy simple, habría, en apariencia, cuatro interpretaciones diferentes que se podrían hacer: una basada en el deseo, otra en la defensa, otra en la internalización del objeto, y otra en la cohesión del Self. O, sea, interpretaciones basadas en cada una de las cuatro psicologías.  En la observación de un bebé de tres meses habría, tambien, según la teoría previa que se emplee, cuatro elementos que predominarían en el  fenómeno observado. Bien, para Pine, ninguna de las cuatro teorías prevalece sobre las demás, sino que dan cuentan, acertadamente, de diferentes aspectos del fenómeno complejo que se produce en la situación clínica o en la vida.

    ¿Por qué estas cuatro psicologías y no otras más?  Por qué no una psicología del superyó u otra de las relaciones personales?.Repuesta: porque el autor ve a la teoría del superyó como parte de la de las relaciones objetales, y la de las relaciones personales no es una teoría separada sino un dominio de las cuatro ya mencionadas. El otro dominio o campo,  tambien de las cuatro, sería lo intrapsíquico.

    Las cuatro psicologías provienen de los elementos básicos del psiconálisis : la escucha psicoanalítica, el interés y comprensión por el mundo interno, lo que nace de la asociación libre y de la transferencia.

    Otro argumento de Pine es que estas cuatro psicologías proveen los necesarios "puntos de anclaje" para el psicoanálisis, sobre el que actúan confiriendo límites a todas las " historias posibles" que podamos construir al armar la biografía psicoanalítica de cada paciente, haciendo que la narración de la versión de las historias de sus vidas sean aceptables como verdades posibles y convincentes para nosotros y para ellos.

    Pine insiste mucho en que cree que los elementos importantes de cada una de las cuatro líneas teórica surgen siempre en cualquier buen análisis, y son recogidos e integradas en la práctica clínica, aunque luego, en las publicaciones de los casos o en las teorizaciones sobre ellos, no son consignados.

    El segundo capítulo, "Las cuatro psicologías del psicoanálisis", comienza con el apoyo que busca Pine en otros autores ( Pinchas Noy ) para reforzar su argumento de que el psicoanálisis necesita intensamente, para poder sobrevivir, adaptarse y progresa,r de la integración, sobre todo metapsicológicamente, de sus diferentes corrientes.

    Recorre, en secuencia histórica, las sucesivas apariciones en el cuerpo teórico del psicoanálisis de los desarrollos que traen los elementos esenciales de cada una de las cuatro psicologías del psicoanálisis. Esta deconstrucción del saber metapsicológico psicoanalítico es significativa para el autor : cada ola de irrupción de nuevos elementos de conocimiento que aparece es vista por Pine como indispensable para cada una de los momentos que iba viviendo el psicoanálisis.

    Así, lo primero en aparecer, la psicología de las pulsiones es traída por Freud e ilumina el campo tan oscuro entonces, de la sexualidad infantil, la transformación de las pulsiones sexuales, y su papel en la formación de síntomas. Freud había surgido de una familia de clase media intelectual, en la Viena de la represión sexual de fin de siglo. Su genio personal lo lleva a entrever en sí mismo, y en sus pacientes, la sexualidad reprimida, los tabúes sociales internalizados, el conflicto, la ansiedad, la culpa, el fallo en la defensa, y la formación de síntomas neuróticos.

    Pero Freud provenía de una familia razonablemente bien cohesionada (aún en los conflictos ) y esto lo excluyó, según Pine, de poder ver con claridad los problemas de las funciones yoicas por defecto (déficit), y restringió su acceso a sólo una parte de la psicopatología.

    Pasados los años, el mismo Freud fue necesitando mayor comprensión sobre la represión y las defensas en general, y por consiguiente del yo. Estas serían las semillas tempranas de los desarrollos de la psicología del Yo, de Hartmann, y de Kris. El trabajo de Anna Freud con niños continuará ampliando este campo. El resultado final será una teoría del Yo, de su desarrollo y sus funciones, una concepción de la autonomía y de la capacidad de adaptación, así como de la parte libre de conflicto, todo ello indispensable para la comprensión de parcelas grandes de la mente  del paciente en tratamiento.

    La tercera ola de conocimiento, viene para Pine, de la necesidad de incorporar en el desarrollo personal de los individuos el papel jugado por los otros, apareciendo la teoría de las relaciones de objeto, en la que estos objetos, de ser meros depositarios de la descarga pulsional pasan a ser considerados como formadores de la mente. Se trae así al psicoanálisis, enriqueciédolo, la vieja controversia entre nature y nurture, entre lo puramente pulsional y lo que resulta de los efectos de los intercambios con los otros.

    Dice el autor que este tercer desarrollo, tiene para nosotros, una mayor influencia y empuje de lo que aparece en una perspectiva simple. Los escritos de M. Klein y de Fairbairn ponen en su sitio dentro del psicoanálisis el conocimiento de las pulsiones tempranas (libidinales y agresivas ), y la búsqueda del objeto más como necesidad que como descarga. La comprensión de las relaciones de la pulsión con el objeto, encuentran su acabamiento más fino con el pensamiento de Winnicott, como puente entre las ideas de M.Klein y de Fairbairn, aclarando para la clínica los fenómenos que Klein había descrito como fantasías inconscientes, proveniente de las pulsiones, y que él ve como producto de la relación madre-niño.

    Aquí, el foco de interés del psicoanálisis, se vuelve inevitablemente hacia la observación de la temprana relación del niño con su entorno y cuidadores. Pine menciona la obra de Bowlby, con su óptica etológica, y la comprensión, desde este campo de los fenómenos de apego y separación.

    Algunas ideas que había dejado Freud acerca de las " neurosis narcisistas ", en las que la transferencia no se podía establecer, reflejaban su observación de que algo básicamente defectuoso impedía la conexión del paciente con sus otros. Para Pine esta dirección de desarrollo la seguirá Heinz Kohut, llamando la atención sobre un tipo de patología diferente de la neurótica clásica, y con formulaciones centradas en la evolución de un self, cuya historia se basa en los reforzamientos, apoyos, idealizaciones y espejamientos con los otros. Quedaría así constituida la cuarta ola de conocimientos dentro de la teoría.

    Estas cuatro psicologías contemplan al individuo y su mente desde diferentes ópticas, que Pine nos hace recorrer en un muy buen resumen, destinado a probar que no son necesariamente excluyentes entre sí. Queda aquí expuesto el profundo conocimiento del autor sobre todo el campo psicoanalítico.

    La psicología de las pulsiones considera al sujeto en términos de constantes exigencias de impulsos, y forjado en medio de experiencias corporales y familiares, las que están representadas en fantasías conscientes e inconscientes. El individuo debe enfrentarse como pueda a estas vicisitudes sin fin, organizando defensas y compromisos contra los impulsos, más o menos ajustados a la realidad.

    La psicología de las relaciones de objeto ve al hombre como el resultado de un drama interior, proveniente de la infancia, en el que se ve inmerso en múltiples roles. Estas imágenes, vagamente basadas en lo infantil, transformadas por la fantasía, marcan las experiencias nuevas, que son vistas como los antiguos dramas, en vez de ser consideradas en forma actual. Esto se produce por la acumulación de interacciones tempranas, recuerdos, fantasías, e identificaciones.

    La psicología del Yo contempla a los individuos en términos del lento proceso de mejorar sus capacidades de adaptación, realidad, prueba y defensa. Aquí el acento está puesto en la defensa y su papel en el conflicto. También en los problemas de defectos yoicos. La idea es que si los adultos poseen capacidades que los niños no tienen es por que fueron desarrolladas en el tiempo, y este desarrollo puede ser adecuado o tener " defectos ". Los defectos pueden entrar en el conflicto pero,, además hay algo que no se ha desarrollado.

    La psicología del Self mira al individuo en términos de la progresiva diferenciación  y consolidación de sus límites, y sobre todo, e la continuidad y cohesión, en el sentido subjetivo, de su self, además del tono afectivo, proveniente de su autoestima, positivo y flexible respecto a la realidad. O bien del fracaso, total o parcial, en alguna o en todas estas áreas.

    Pine da por supuesto que las cuatro psicologías se yuxtaponen claramente. Por ejemplo, la grandiosidad del self o la necesidad de idealización son vistas por la psicología del Yo, como defensas intrapsíquicas.El papel del objeto es tan importante en la psicología del Self, como en la de la las relaciones de objeto, y la psicología de la pulsión también ve su importancia, pero más como base de la búsqueda de gratificación. El concepto de superyó se halla  en el medio de la psicología de las pulsiones y la de las relaciones de objeto.

    Visto así, el conocimiento de cada teoría es de inapreciable valor para escudriñar todo tipo de fenómeno psicopatológico, y para polemizar y profundizar acerca de los problemas de la clínica. Y este es el tema del capítulo tercero, que está dedicado a las cuatro psicologías en el trabajo clínico.

    Desde que Freud abandonara las técnicas directivas, el psicoanalista realiza el trabajo clínico en la tensión de la paradoja que surge entre la atención flotante, abierta y sin preconceptos, y la comprensión que da el saber previo de la teoría. La mente del analista jamás está en blanco, está llena de su historia personal, de su propio análisis, de los pacientes que ha visto, y de la teoría general que ha incorporado como suya. Estos derivados de teoría leída no son negativos si están en el trasfondo de nuestras mentes; son, más bien, potenciales modos de pensar el material del paciente, y son los que aún, sin quererlo, nos orientan acerca de sobre qué preguntarnos.

    La teoría de las pulsiones, desde Freud, es la que lleva al analista a trabajar en la dirección de ¿qué deseo se expresa ahora?, ¿cuál es la fantasía?, ¿cómo se refleja esto en el compromiso con la realidad?, ¿de qué se está defendiendo?. Y de toda las exigencias que la sexualidad ( y la agresión ) demandan del sujeto.Pero Pine dice que él no cree que esto sea lo único que se pregunta un analista clásico, de la teoría pulsional, y piensa que si bien en estos analistas hay una tendencia a publicar casos en estos términos casi exclusivamente, cuando trabajan, están más abiertos a otras cuestiones con diferentes bases teóricas.

    Lo mismo para los analistas del Yo, cuando se preguntan por todo lo relativo a la defensa del paciente, entran en un terreno indistinguible del de la teoría de las pulsiones. Ejemplo: ¿qué tipo de defensas son operativas contra qué tipo de deseos?

    Cuando los analistas del Yo se internan en cuestiones del desarrollo evolutivo, van más allá de la defensa al preguntarse ¿qué instrumento de adaptación ha fallado y ha devenido estereotipado o aberrante? Esto nos lleva a la gran cuestión de hasta donde pensamos la mente en términos de defecto (déficit ) o de conflicto.

    La psicología de las relaciones de objeto también genera preguntas clínicamente indispensables, del tipo de ¿qué antigua relación de objeto se repite ahora?, ¿cuál de los roles juega el paciente?, ¿el de él o el del otro?, o ¿ambos? ¿qué de lo sufrido pasivamente se repite ahora activamente? La idea de que las tempranas relaciones del paciente se repiten, ya sean placenteras o traumáticas, es un concepto central en todo trabajo clínico.Igualmente, poder comprender el porqué de que algo  placentero para alguien, aunque también resulte doloroso o desagradable, se repita le lleva a considerar  (con Fairbairn) que esa repetición del vínculo con los únicos padres que se tuvo permite al sujeto un clima de tranquilización por lo que el apego significa.

Respecto a las preguntas que le plantea la psicología del Self al trabajo clínico, son las que tienen que ver con los límites, con la integración del sí mismo, o con la autoestima. ¿Es estable su sentido de diferenciación de los demás? El pánico por la pérdida de límites, ¿es un factor clínico central para este paciente? ¿Se siente invadido por el analista?

    De modo que aunque se yuxtapongan, cada una de las cuatro psicologías enfatiza aspectos diferentes del mundo interno, y esto nos conduce a la cuestión de las diferencias en las técnicas. La técnica más productiva, para Pine, es la de siempre: escucha en silencio, atención flotante, neutralidad analítica, relativo anonimato del analista, y la regla de abstinencia. Las intervenciones son de índole interpretativa, con especial atención a la resistencia y a la transferencia.

    La integración de las cuatro psicologías en el trabajo clínico, no lleva a variaciones en la técnica, sino a aumentar la comprensión del paciente. Incluso el punto crítico que sería el de seleccionar un elemento del material del paciente, considerando que cada una de ellas enfatiza aspectos diferentes, no es visto por el autor distinto de la duda que se le plantea a todo analista a la hora de seleccionar, por ejemplo, entre material edípico o pre-edípico, o aspectos maternos o paternos de la transferencia, o interpretar dentro de la transferencia o fuera de ella. El mayor espectro de conocimiento, solo facilitaría poder  encontrar el "punto de urgencia " de cada momento del paciente.

    Para Pine, las verdaderas variaciones en la técnica son necesarias para aplicarlas según los diferentes grados de fragilidad de algunos pacientes, y por las diferentes necesidades de apoyo o sostén (holding ) que ciertos pacientes de muy difícil analizabilidad requieren

    En el capítulo cuarto, se propone el siguiente argumento: si hasta aquí resultó convincente el hecho de que es útil para la clínica pensar en términos de las cuatro psicologías, será igualmente útil hacerlo para pensar el proceso evolutivo de los individuos.

    El desarrollo humano es un fenómeno de gran complejidad donde concurren cantidad de acontecimientos de diferentes categorías: pulsionales, yoicos, de relación de objeto, y de encuentros formadores, que no puede ser explicado por una sola de las cuatro teorías. Pine pone como ejemplo la latencia. Es un concepto proveniente de la psicología de las pulsiones, el sujeto de 6 a 12 años, se encuentra ya en el colegio, fuera de las relaciones corporales fuertes con los primeros objetos, y todavía no sacudido por las exigencias pulsionales que llegarán con la pubertad, predomina una cierta represión exitosa sobre los impulsos orales y anales y de deseos.Pero esta latencia es respecto de la exigencia pulsional interna. No hay nada latente durante este largo período en las esferas del yo, del self, o de las relaciones de objeto. Es bien conocido la intensidad del desarrollo del yo y sus defensas en este período, así como es un observable clínico frecuente que las glorias o las humillaciones de esta época infantil afectan directamente la autoestima y las relaciones con los demás.

    Otro punto a aclarar es el de la relación cronológica de los elementos de las cuatro psicologías y la evolución psicológica: no se trata de que alguna de las cuatro psicologías explique una parte (anterior o posterior ) del desarrollo, sino que cada una de ellas actúa a lo largo de toda la vida de los individuos, y cada una tiene momentos decisivos tempranos y otros más tardíos. Se ponen como ejemplo, momentos en los que elementos destacados de cada una de las teorías juega un papel importante en el desarrollo temprano, y luego otros en etapas ulteriores de la evolución. En todo los casos , los fallos se pueden relacionar con patología.

    En la teoría de Freud, hay un momento crucial en el surgir del deseo humano: cuando por primera vez, tras la tensión de necesidad, se carga en la mente la huella de la experiencia de satisfacción.Pero también tempranamente, y tal vez solapada con ella, la relación de objeto nos permite describir el establecimiento de la constancia objetal básica con un objeto.

    La teoría del Self, también describe muy tempranamente experiencias centrales alrededor de la diferenciación de los límites yo-tú, y la relación que puede hacerse entre los fallos de esta etapa y las "psicosis simbióticas " (Mahler).
Momentos tempranos evolutivamente importantes, son, para la psicología del Yo, los del aprendizaje del control de los impulsos, con el establecimiento de un repertorio variado y eficaz de defensas.

    Desde la perspectiva que venimos de describir, las cuatro psicologías son para Pine el instrumento apropiado para esclarecer momentos importantes, pero más tardíos en la evolución. Como ejemplos se consideran casi todos los hitos centrales de la vida adulta y las funciones mentales que se ponen en marcha para tramitarlos.
Un ejemplo interesante a destacar, de entre los que cita Pine, es el de una persona frente a una psicoterapia, cuando  se puede observar con convicción, cómo experiencias tardías son capaces de producir cambios en el funcionamiento psíquico dentro de los dominios de cada una de las psicologías. En la relación con el analista se pueden consignar aspectos mutativos dentro de uno o varios de los campos que cada psicología enfatiza.

    El 5º capítulo es sobre el desarrollo de la motivación en psicoanálisis. Se propone que existe un grupo más amplio de motivaciones de la conducta humana que los planteados por Freud en su dualismo pulsional, y que son motivaciones específicas detectables con la comprensión que hace cada una de las cuatro psicologías del psicoanálisis.

    Aunque las motivaciones tengan una base inicial biológica, su forma final es siempre el resultado del proceso de desarrollo que tiene su curso en ese individuo particular. De tal modo que a la pregunta de cómo algo alcanza estatus de motivación, la repuesta es siempre clínica y el acento está en la historia personal.

    Las motivaciones son variadas, y cada psicología describe formas específicas de su campo de estudio.
Motivación en las relaciones de objeto: ante la evidencia de que hay una tendencia universal a repetir antiguas relaciones de objeto internalizadas tal y como fueron experimentadas ( no como fueron vividas), ¿cuáles son las fuerzas que motivan esto? Son de dos fuentes familiares: placer y trauma. Trauma no como shock violento, sino en el sentido de acción sufrida de forma continua y perturbadora para el niño. Desde este punto de vista, la antigua relación objetal es repetida en un esfuerzo por dominarla.

    Las relaciones también se repiten motivadas por el placer, porque representan el vínculo amado de la infancia, que la repetición (inconsciente) mantiene vivo. A menudo, estos "placeres", son idénticos al vínculo traumático. Placer con los únicos padres posibles (aún traumatogénicos).Las dos formas de repetición patológica se combinan entre sí.

    Motivación en la psicología de la experiencia del Self : Desde el principio de la vida, en el individuo se va constituyendo un self, como un sistema homeostático de regulación de los propios estados afectivos, de los límites y de la continuidad, y de la subjetividad. Esta regulación es en el plano psicológico tan importante como la homeostasis en lo biológico. Desde el principio, la incomodidad subjetiva es un estado que hay que aliviar, mediante esfuerzos automáticos para mantener el self-preferido.

    Como al principio el alivio proviene de los cuidadores, y tiene que internalizarse gradualmente, es importante la construcción de los límites(yo-otros), la alteridad, los intereses propios y los ajenos, y el llegar a ser agente activo de sí mismo y no de fuerzas exteriores o interiores que dirigen al sujeto como si fuera un autómata.

    Cuando esto no funciona adecuadamente, el estado subjetivo del Self se halla en riesgo constante, tanto en situaciones interpersonales o de soledad , y la necesidad de corregir este estado subjetivo a través de, por ejemplo, omnipotencia, negación, manipulación, se convierte en una fuente constante de motivación.

    Motivación en la psicología del Yo: a esta teoría le interesan, sobre todo, las conductas de adaptación, la defensa, y la prueba de realidad. Cuando estas funciones se desarrollan bien, terminan produciendo un sujeto competente, o sea ,capaz de hacer que las cosas sucedan. Esto es un basamento para la autoestima. Considerado esto desde la motivación, lo esencial es que estas funciones tengan una cualidad autoimpulsada. Para ello, una vez más, la base biológica (que está) no es lo relevante, si no que el yo, en su desarrollo, alcance la capacidad de mantener su propia organización, evitando el afecto negativo frente a dificultades. Dice Pine, que aunque estos conceptos, como la capacidad de mantener la organización alcanzada, son difíciles de precisar, no es posible prescindir de ellos.
El yo, no sólo sería el servidor de cuatro amos (el ello, la realidad, el superyó, y la compulsión a la repetición ) s no que tiene actividad propia, intereses y motivación de afirmarse a sí mismo, asimilando, en su desarrollo, las fuerzas ajenas. Pine recurre a afirmaciones de autores clásicos, como Waelder y Anna Freud, para enfatizar que éste es el nivel de motivación clínicamente relevante en el dominio de la psicología del Yo.

    Motivación en la psicología de las pulsiones: el concepto clásico de que las pulsiones sexuales son el prototipo de aquello que desencadena  la motivación es relativizado en este punto. El substrato biológico, que trae el aporte del impulso a la motivación, una vez más, está relegado detrás del condicionamiento evolutivo. nLa representación de lo sexual, en la psiquis, está ligada a lo experiecial individual, como es sabido, y a lo interpersonal, donde la estimulación recibida conforma lo que llamamos deseo en el sentido de Freud, o sea conexión al recuerdo de la satisfacción. El deseo, está compuesto de múltiples piezas experienciales, cada vez más alejadas de lo histórico, hasta configurarse como fantasías, la envoltura de una excitación de un conjunto de pensamientos muy complejo.
Otro punto de este campo, es que lo que parece ser motivación sexual primaria puede estar al servicio de otros propósitos distintos, por ejemplo la búsqueda de estabilidad para un self en peligro de desintegración, o motivos de origen yoico, como la cognición.

    Estas mismas condiciones, valen para la motivación que provenga de la pulsión agresiva. Su fuente corporal es muy discutida en la literatura psicoanalítica, y tiene menos consenso que las sexuales .Pero de lo que no hay duda, es de que las tempranas experiencias de agresión, pueden estar ligadas al placer, enraizadas en antiguas relaciones de objeto, y dar más tarde fundamento a otras formas de agresión muy significativas para la clínica. Hay formas de agresión reactivas, por ejemplo a limitaciones básicas, o a la interferencia de cualquier actividad placentera, o a daño narcisista. Pero una agresión reactiva puede transformarse en "pulsión agresiva ". ¿ Cómo se alcanza este estado motivacional?

    En observación de infantes (Mc Devitt – 1983), se informa que los impulsos tempranos de agresión por frustración son de corta duración, al cesar la interferencia termina la repuesta agresiva, pero después de los 18 meses, la repuesta agresiva se sostiene más en el tiempo, lo que se vincula al estado de constancia objetal. Nos encontramos con la "construcción" de una pulsión agresiva, que empieza siendo reactiva y luego se instala.

    En suma, se trata de describir fenómenos, que en los dominios de las cuatro psicologías alcancen estatuto de motivación, con dominancia intrapsíquica llevando así a modos de organización de la personalidad marcadamente diferentes. Y este es el tema del capítulo 6º, los caminos de la organización de la personalidad.

    Se propone que la personalidad, tal como la vemos en la clínica, es el producto de la distribución de jerarquías individuales (este concepto le interesa mucho para pensarlo) de fenómenos de las cuatro psicologías.
Si el desarrollo de un individuo se produce razonablemente bien, a lo largo de su evolución, se pasará de la variabilidad-inestabilidad a una mayor estabilidad de la estructura psíquica. La pregunta de Pine es acerca de los elementos teóricos, descriptos en el psicoanálisis, que consolidan la organización psíquica durante la evolución.
Cada una de las cuatro psicologías, destaca o enfatiza uno u otro momento particular de la vida del infante, un momento construido desde su particular modelo conceptual; a esto le llama "el bebé conceptual" requerido por la teoría. No son momentos en el sentido literal, breves o de alguna duración, tranquilos o intensos, son estados de experiencias especiales. Cada teoría enfatiza, de acuerdo con su "bebé conceptual", momentos que su campo de explicación requiere, y son diferentes. Todos ellos, representan para Pine, aspectos parciales del bebé real, que es complejo y formado por múltiples momentos puntuales. Por ejemplo, en la fase oral, el infante no es solamente oral, como ningún niño es totalmente simbiótico, o totalmente anal, o edípico, en esas mismas fases. Las fases no son un tiempo de vida en que el infante es continuamente de una cierta forma. Pine propone definir fase como el tiempo de la vida (variable ) en el que tienen lugar acontecimientos críticos formativos respecto a un área particular del funcionamiento humano. En suma, el infante tiene momentos de experiencia diversos, y ellos son formativos para distintas dimensiones de su funcionamiento, y a ellos se refieren una o varias de las psicologías del psicoanalísis. Ninguno de estos fenómenos aparece nunca encapsulado, sin que lo afecte otro fenómeno de tipo distinto que está sucediendo.De hecho, todas las conductas infantiles llegan a tener múltiples funciones para el individuo y por eso es por lo que pueden ser consideradas desde las perspectivas de cada una de las psicologías.

    Pine se adelanta a la inevitable pregunta ¿cómo puede haber lugar en la vida para estas psicologías diversas y hasta contradictorias? Responde que él no escribe sobre sistemas teóricos sino sobre dominios de fenómenos y de motivaciones que sí son universales.Si se da a cada teoría lo suyo, es por que cada una se merece lo suyo al aclarar fenómenos del niño, pero el fenómeno descripto se entrelazará con otro fenómeno que otra teoría toma en el mismo niño. No es que todos los fenómenos se hagan homogéneos, ni mucho menos, es que cada uno de nosotros desarrolla organizaciones personales de estos fenómenos; a esta selección pine la llama  jerarquías personales. Algunas de las variantes de las cuatro psicologías pueden resultar jerárquicamente supraordenadas en diferentes individuos y esto no representa necesariamente patología, si no la variabilidad humana.

    La interrelación entre los fenómenos abordados por las cuatro teorías puede variar en todas las posibilidades combinatorias. Formas puras, que encarnan los tópicos de una de las psicologías, o formas entrelazadas en las que en una persona aparecen aspectos significativos de varias, con algún aspecto supraordinado sobre los otros, o sin él.
¿Cómo está determinada de la jerarquía personal de una u otras de las cuatro psicologías en cada un individuo?. No hay repuesta fija, como decía Freud, retrospectivamente se puede describir bien, como si no hubiera habido otro camino posible, pero prospectivamente no se puede predecir casi nada, es demasiado incierto.

Algunas conclusiones finales de esta parte teórica:

1. El modelo presentado intenta describir cómo los fenómenos de cada psicología alcanzan estatuto de motivación en la organización del individuo.
2. El modelo intenta aclarar la organización individual estudiando las jerarquías personales que establecen niveles supraordinados y subordinados entre las  diferentes dimensiones estudiadas por las cuatro psicologías.
3. Si algunos analistas parecen obtener de sus pacientes un material que se adecúa a sus propias teorías no es sólo porque hagan un recorte parcial sino que pueden haber distorsionado el lugar que ocupa su teoría dentro de la jerarquía personal y haber subordinado el resto a las cuestiones planteadas por su teoría de referencia.
4.  ¿Es esto una propuesta psicoanalítica? Repuesta: si psicoanalísis es la teoría freudiana clásica con el centro en las pulsiones y la mente organizada con el modelo tripartito, este modelo puede resultar demasiado ecléctico para serlo. Pero si por psicoanálisis se entiende el intento de Freud de comprender en profundidad la mente humana, entonces, creo que merece la denominación.
 

Parte clínica

    En los dos capítulos clínicos del libro el autor se propone presentar los fenómenos que le llevaron a las formulaciones teóricas de la primera parte del mismo. Nos dice que "no trata de formular una nueva técnica psicoanalítica" y que "sus ideas son muy compatibles con el psicoanálisis que practicamos a diario". Utiliza en su trabajo, de manera liberadora, "fenómenos observados por multitud de autores", sin tener en cuenta "la superestructura teórica que muchos han desarrollado a partir de fenómenos clinicamente observables". Argumenta que trabajar con un modelo múltiple favorece la comprensión de la sobredeterminación y la función múltiple de cualquier conducta humana, así como poder "formularlas, permanecer en contacto con el material y, de una manera más cómoda, considerarlo central para ese paciente, en ese momento". En los diferentes casos que nos presenta hay diferentes centros y "diferentes grados de centralidad". Como ejemplo, titula uno de ellos: "Una jerarquía de temas relacionados con el self y con el objeto debajo de temas relacionados con las defensas impulsivas".
No hay un número limitado de jerarquías, ni tampoco "tipos". Sin embargo, insiste en que el concepto de jerarquía personal contiene a la vez la idea de variabilidad y de la existencia de un tipo de organización de los múltiples fenómenos psíquicos presentes en cada individuo. No está interesado en "desarrollar un cuadro elegantemente organizado de estas jerarquías personales", sino, más bien, utilizarlo "como un paraguas que incluye diferentes grados de organización".

    En los primeros 4 pacientes presenta material de sesiones en donde se produce un cambio del lenguaje de una de las psicologías al de otra. Por ejemplo, el caso de la Sra. A ilustra el paso del material, después del primer año de análisis, de temas relacionados con el self y las relaciones objetales maternas a la sexualidad y las relaciones objetales edípicas. Señala que estos cambios no ocurren en una sola dirección y que si los comprendemos, desde los diferentes marcos conceptuales generados por las cuatrp psicologías, podremos transmitir al paciente, de forma significativa, lo que en ese momento está siendo más central en su experiencia. El paciente utilizará diferentes lenguajes de acuerdo con los diferentes momentos , "de forma cíclica e interconectada cada lenguaje aparece una y otra vez". El analista con este marco teórico plural simplemente debe "estar alerta a una amplia gama de fenómenos y ocasionalmente tener la experiencia de entender algo, lo que transmitirá al paciente ahora de este modo y luego del otro".

    Dentro de la parte aplicada critica el empleo del término "patología preedípica" basándose en que "no diferencia fenómenos que son clínicamente diferenciables en las areas del yo, del self y de las relaciones objetales tempranas" y, también, porque "de forma implícita asume que todos estos fenómenos, que están fuera de la línea evolutiva impulso libidinal/defensa/superyó, ejercen su impacto (evolutivo) más tempranamente que la fase edípica". Propone reservar el término patología preedípica a las etapas tempranas del desarrollo psicosexual y para el resto utilizar el más amplio de "trastornos del desarrollo temprano".

    Afirma que el complejo de Edípo es "uno de los centros etiopatogénicos y quizás especialmente en las neurosis, pero no para todos". En su presentación de la Sra I. concluye que su patología incluía fracasos en la formación de los límites del self y también distorsiones en las relaciones objetales internalizadas. Encuentra temas de separación-individuación en el centro de su organización jerárquica personal y no ve la patología como consecuencia de una regresión edípica, sino como algo primario.

    En el capítulo 10º establece la diferencia entre el concepto de déficit, referido a la ausencia de un "input" proveniente del exterior, y el de defecto yoico en cuanto fracaso evolutivo y funcional, al margen de sus posibles orígenes.

    Para este autor los defectos yoicos no son independientes del conflicto. "No sólo pueden ser el resultado de la resolución de conflictos sino que acabarán formando parte de la experiencia intrapsíquica, de las respuestas del otro y de las percepciones del self, y a través de todo ello terminarán contribuyendo a la fantasía y asociados a deseos conflictivos. Alcanzarán representación psíquica y, por lo tanto, serán tratados como cualquier contenido mental, es decir, estarán sujetos a elaboraciones conflictivas".

    Sin embargo, advierte que la atención centrada en el conflicto puede hacernos ignorar la presencia de un defecto que debe ser abordado con recursos técnicos diferentes, que explicita y serán mencionados más adelante.

En el caso de la Sra K. (un problema de control impulsivo) describe su distanciamiento de la técnica analítica clásica que resume en 3 pasos: Reconstrucción explicativa, juego en la fantasía y tolerancia de actuaciones benignas. Añade la importante experiencia correctora de la relación con un analista quien, a diferencia de sus padres, mantiene el control.

El capítulo 11 es una contribución a la polémica sobre la existencia de una fase evolutiva temprana de simbiosis tal como fue descrita por M. Mahler y el propio Pine, entre otros, y recientemente cuestionada por otros estudios de observación de bebés. Su postura es que "el bebé tiene momentos de experiencias sin límites, o fusión, en que está sintonizado con su realidad intrapsíquica (p. ej. cuando se queda dormido en los brazos de la madre después de mamar) y no un estado permanente que dure semanas o meses...En otros estados de mayor funcionamiento cognitivo, cada vez más duraderos según va creciendo, se produce una conciencia de la existencia de límites". La opinión del autor parece orientada por su utilización de las 4 psicologías: "Hay variaciones en la forma en que se organiza la experiencia en cada momento".

    En el último capítulo del libro se refiere a cómo este modelo múltiple enriquece nuestra apreciación de los factores mutativos del psicoanálisis. Divide los sucesos terapéuticos en dos grupos: las intervenciones verbales e insight y los efectos relacionales. "Esta división en sí misma refleja las cuatro psicologías, porque el poder del insight se basa en la teoría del yo, de la cognición, del aprendizaje y la transformación de los afectos, y el poder de la relación se desprende de la teoría de las relaciones objetales y del self, este último tomando forma en la relación con el otro".
La interpretación debe de ir dirigida a la experiencia actual del paciente que, según Pine, puede ser mejor aprehendida por un analista que trabaja con un marco conceptual amplio.Considera que tenemos un conocimiento menos preciso de la eficacia de nuestras intervenciones en las deficiencias primarias (defectos yoicos o experiencias defectuosas del self) y que "la interpretación exclusiva del conflicto puede ser insuficiente, e incluso perjudicial". En estas problemáticas " las intervenciones verbales tienen efectos mutativos cuando se realizan en forma de descripción, explicación y reconstrucción, especialmente en el contexto contenedor de la relación analítica. El objetivo es ayudar a nuestros pacientes a familiarizarse con esos estados internos, llevarlos al plano de la verbalización y la comprensión compartida, y ayudarles a conocer como se produjeron en la historia familiar... Se trata, en esencia, de reconstrucciones que el paciente recibe como una forma de educación".

    Entre los aspectos relacionales del encuentro terapéutico, los también llamados factores terapéuticos inespecíficos, menciona la tolerancia comprensiva, la empatía del analista, su capacidad de contención y la de establecer límites más claros en su relación con el paciente. Tambien alude al proceso continuado de mini-desintegraciones y nuevas integraciones, así como al movimiento, por parte del paciente, desde experiencias indiferenciadas hacia niveles de organización yoica superiores en su esfuerzo por vincularse al analista, ambos fenómenos descritos por Loewald.

    Para Pine en el proceso analítico el paciente encuentra significados que podemos conceptualizar siguiendo las cuatro psicologías. "Esto ocurre porque procesos activos en los pacientes (en cada una de las cuatro areas) encuentran y utilizan aquellos significados que son útiles para su vida psíquica".

Algunos comentarios al libro

    El mérito mayor del autor, al replantearse la teoría y la clínica, no reside, a nuestro juicio, en su creatividad, ni en la originalidad de planteamientos nuevos, sino en su gran capacidad para integrar sin forzamientos buena parte de los desarrollos más importantes que ha tenido el psicoanálisis desde Freud hasta nuestros días.Pine conoce a fondo, y su experiencia se hace evidente con la lectura, las cuatro escuelas del psicoanálisis que maneja, sin ser partidista con ninguna de ellas. Esto le permite hacer integraciones que no se ven en la literatura del psicoanálisis.

    En el texto, lo "antiguo" y lo "moderno" del psicoanálisis se ensamblan en su clínica y en su técnica sin dificultad. Por ejemplo, una intervención psicoanálitica de siempre, como interpretar la defensa, hacerla distónica, y luego el deseo profundo, se mezcla en armonía con una técnica de escucha empática, proveniente de la escuela Kohutiana. O una interpretación transferencial clásica puede ser hecha para ayudar a la diferenciación (vacilante) entre el self y el objeto.

    La idea del "momento", en los contextos evolutivo e intraanalítico, aunque conceptualmente imprecisa, refleja la realidad de un aparato psíquico complejo que funciona alternativamente a diferentes niveles de organización y es movido por un amplio espectro de necesidades y deseos.

    No encuentra Pine motivaciones humanas únicas. Ni la sexualidad, ni el apego, ni la agresión, tienen para él prioridad teórica automática sobre las otras,(pueden tener más peso en uno u otro paciente), y así, Pine parece entrar y salir de un psiquismo individual con todas estas herramientas de comprensión sin tropiezos.

    La mente humana es más compleja que la estructura superyó-yo- ello, o que la self-otros, O que la de yo-objetos (internos y externos), y las fuerzas que motivan la conducta son más y más variadas que las dos pulsiones.
El autor nos advierte explícitamente que se ha propuesto como tarea conseguir una síntesis teórica de utilidad clínica y no desarrollar una metapsicología integradora. Como consecuencia de su propósito se refiere vagamente, tanto en el plano teórico como clinicamente, a las interrelaciones de las diferentes experiencias formadoras descritas por cada una de las cuatro psicologías y a su impacto recíproco evolutiva y estructuralmente.

    Tampoco profundiza en el detalle del proceso en el que se establecen, evolucionan y mantienen las diferentes jerarquías individuales y la "centralidad" entre los múltiples fenómenos intrapsíquicos. Sin embargo, nos parece muy útil pensar en los "lenguajes" del paciente a partir del material que va apareciendo y de los cambios que se producen en el mismo para mantenerse en contacto con la experiencia emocional del momento.

    Según se van exponiendo, estas propuestas integradoras resultan para quien las lee, convincentes, y su utilidad en la clínica cotidiana se hace obvia con facilidad. Hasta tal punto que la pregunta que surge es acerca de por qué no vemos, con mayor frecuencia, en el horizonte del psicoanálisis, propuestas que consideren la mente de forma más compleja que la de la estricta mirada de cada escuela, y se echa en falta una explicación en profundidad sobre los parroquialismos del psicoanálisis, y las causas de los sectarismos y rechazos entre escuelas; un pequeño análisis del psicoanálisis, tal vez podría ayudar en la tarea integradora. Aunque acaso no sea el proyecto de la obra.

    A lo largo de todo el texto, no hay, por pequeña que sea, una sola crítica a ningún esquema referencial del psicoanálisis. Al menos, de forma explícita, porque en cambio, existe en toda la obra, una fuerte crítica implícita a todos aquellos que intentan comprender todos los fenómenos mentales humanos a través de un mismo esquema. Por ejemplo, tratando toda la psicopatología como si siempre fuera causada por conflicto entre fuerzas, con el resultado de enmascarar los problemas de patología por defectos en el desarrollo. O cuando se usa en forma estereotipada la escucha empática para todos los casos más graves, técnica que estaría bien indicada en aquel sujeto que no fue escuchado, o considerado, pero no en el que tiene, por ejemplo, accesos de rabia.

    ¿Cómo trataría Pine a un individuo cuyos sentimientos, como este de la rabia, por ejemplo, le inundan hasta sobrepasarlo?. Creemos que de la lectura sale la siguiente repuesta : en parte, psicoanalíticamente, entendiendo y actuando sobre las causas, (como podrían ser frustración por interferencia del deseo), pero tal vez haría otro intento de abordaje: sobre la regulación, sobre el mecanismo de control, y su desarrollo en ese sujeto. Y es en estos puntos, donde Pine puede ser atacado con facilidad, desde posiciones ortodoxas, de mezclar el psicoanálisis con la psicoterapia.






 

 

Sponsored Links : Freshco Flyer, Giant Tiger Flyer, Loblaws Flyer, Kaufland Prospekt, Netto Marken-Discount Angebote