aperturas psicoanalíticas

aperturas psicoanalíticas

revista internacional de psicoanálisis

Número 008 2001 Revista Internacional de Psicoanálisis Aperturas 8

III Simposium SAP (IPA). Presentación de un caso clínico

Autor: Castaño, Selva Estela de las Mercedes

Palabras clave

Enuresis, Celotipia, Identificacion, Masturbacion compulsiva en el trastorno de panico, narcisismo, Transferencia/contratransferencia.


Entrevista inicial

Enrique, joven muy atractivo y seductor llega a análisis a los 26 años derivado por una institución en la cual yo integraba el equipo de terapeutas. Trabaja como profesor de educación física en distintos ámbitos. Otra faceta de su vida es la artística: se dedica al teatro y también al baile, alguna vez trabajó como modelo.
La necesidad de comenzar un tratamiento se centraba en el "miedo" a perder a Julia, su novia desde hacía un año. Sus celos y escenas eran cada vez más frecuentes e intensos. Se sentía "muy enfermo", "loco" y consideraba que "la relación era enfermiza". Su mundo se reducía a Julia y su trabajo, alejándose de sus amigos y de sus actividades artísticas. Así como él se empobrecía cada vez más, ante sus propias exigencias y las de Julia, quien no toleraba su vida artística, también reclamaba de ella una entrega total y absoluta, un mundo donde sólo estuvieran ellos dos.
Otro de los motivos de consulta es la masturbación compulsiva desde los 13 años, situación que le preocupa y  angustia.

Enrique vive en Buenos Aires desde los 22 años, ciudad en la que reside también la hermana mayor, dedicada al trabajo corporal. Otros dos hermanos, uno mayor y otra menor, al igual que la madre viven en otra provincia del país. Su padre vive, precariamente, en una localidad cercana a la que reside la madre de Enrique.
Sus padres se separaron cuando él tenía 13 años. Después de haber disfrutado de una excelente posición social y económica, el padre queda bruscamente en bancarrota. Esta sorprendente e inesperada situación para toda la familia, quienes se enteran por los diarios de la quiebra, y sumando a esto los continuos engaños de su padre hacia su madre con otras mujeres, motivan la separación de ambos.
Mientras el  padre se hunde cada vez más, la madre resurge en tareas vinculadas a lo artístico y comercial, convirtiéndose en una mujer exitosa.
Enrique dice: "Mi mamá es una diosa, es el Libro Gordo de Petete, es muy inteligente, es actual, si estuviera aquí no necesitaría venir a una psicóloga. ¡Es mi vieja!"... "No quiero hablar de mi familia, cuando pienso en mi papá me pongo a llorar, me da mucha pena. A veces le mando alguna encomienda con alimentos, con plata".

A los 17 años va a estudiar a la capital de su provincia de origen. Durante esa época vive en pensiones, comparte un departamento con amigos. En el interín convive con una chica, quien en una oportunidad lo engaña con un amigo de él.

Muy absorbente y posesivo respecto a sus parejas, dice: "creo que soy el fiel reflejo de mi viejo, porque él nunca le dejó hacer nada a mi mamá, le hizo tirar cosas que ella tenía escritas desde chica y le prohibió amistades".

Al finalizar su carrera decide trasladarse a Buenos Aires a realizar estudios complementarios, los mismos que hizo su hermana mayor con quien mantiene una estrecha relación. Otro de los motivos que lo llevan a Buenos Aires es su vocación artística.

En la primera entrevista entra impetuosamente al consultorio y comienza a interrogarme "¿Te puedo hacer algunas preguntas? ¿Cómo te seleccionaron a vos para que seas mi terapeuta? ¿Qué criterios tuvieron en cuenta? ¿Tiene que ver con una especialidad?. Yo soy muy observador, miré la lista de afuera y no estabas, ¿Por qué?
(En el hall de la institución hay una lista con el nombre de los terapeutas, no actualizada, en la que yo no figuro)
¿Sos nueva en la institución? ¿Qué dignóstico tengo, maníaco depresivo?

Dado que yo poseía información acerca de él a través de la entrevista de admisión que le realizaron, le digo: "Que te etiquete con un rótulo no te va a servir, creo que vos estás cada vez con menos posibilidades de hacer lo que tenés ganas".
Se queda en silencio y luego dice: "Yo soy muy charlatán, soy de contar cosas a los demás, quién soy. Soy muy justo, responsable. Creo que me es muy difícil aceptar otros pensamientos que no sean como los míos. Me cuesta aceptar ideas diferentes a las mías".

Comenta que a los 23 años hizo durante 3 meses un tratamiento con un psicoanalista. Refiere haber consultado porque estaba saliendo con tres chicas al mismo tiempo, "Tenía la cabeza partida y se me complicaba mucho, además porque me masturbaba mucho. Esas eran las dos razones fundamentales por las que empecé", "Él quería que yo hablara, yo necesito que me guíen, aunque te parezca mentira porque ahora estoy hablando como un loro. Había un cuadro de una mujer y yo le dije ¿me podés sacar el cuadro que no me gusta?, yo no me podía concentrar, cuando él me dijo "vamos a ver porqué no te gusta el cuadro", ahí consideré que había llegado el momento y dejé. Buscaba cara a cara, como estamos ahora".
Comenta que le gustan todas las mujeres y que le gustaría acostarse con todas las chicas, "El seducir todo el tiempo es parte mía, está dormido porque afectivamente estoy bien, es tan fuerte lo de Julia que por ahí reprimo estas cosas".

Al finalizar la entrevista retoma las preguntas iniciales (alude a su diagnóstico y a la lista de terapeutas). Dice: "Me fascina que la terapeuta sea mujer".

Algunas reflexiones tras estos primeros contactos

Si bien por el marco institucional en el que se desarrollaron las primeras entrevistas, el diagnóstico y la derivación suponían la propuesta de una psicoterapia psicoanalítica y la indicación de realizarla conmigo, no pude dejar de plantearme algunas conjeturas acerca de la situación psíquica, del vínculo que se estaba estableciendo entre ambos, así como  vicisitudes posibles del proceso terapéutico.
Registré así que Enrique, a través de su actitud y preguntas, me hacía sentir acorralada, sensación casi física cuando se acercaba mucho a mí. Poseía una mirada penetrante que me sugerían necesidades de control y penetración en mi propio espacio psíquico. Ubiqué su ansiedad como predominantemente paranoide, surgiéndome interrogantes acerca del contenido y naturaleza de sus temores.
En cuanto al vínculo establecido me resultaron llamativos la intensidad de los impactos contratransferenciales, cierta búsqueda fusional surgida en sus distintas expresiones. Concluyendo que uno de los territorios más conflictivos se podían conectar con su representación de sí mismo y los otros, que ubico laxa y genéricamente como problemática del narcisismo patológico.

A pesar de lo variado y difuso de sus problemáticas, y las vivencias de control e invasión registradas, me pareció adecuada la derivación del equipo de admisión, por lo cual acepté interna y explícitamente comprometerme en un proceso terapéutico psicoanalítico con él.

Curso del proceso

En una sesión, alrededor de los cuatro meses de tratamiento, trae un cassette grabado para que yo lo escuche: "Estaba hablando por teléfono con mi novia y me acordé de vos, como tenía a mano un grabador, grabé la conversación y te la traje, ¿querés que te deje el grabador o tenés?".
Esto sucedió finalizando la sesión. Escuchar esta grabación me impactó, es un fiel retrato del mundo interno del paciente. Transcribiré algunos párrafos significativos.
"... lo único que entendía para amar era que vivas para mí , que respires con mi aliento, que mires con mis ojos, que no mires a otra persona que no sea yo, que no te importe nadie más que yo, que sólo te diviertas conmigo, que no quieras ver a nadie, ni siquiera amigos. Una persona que piensa todo esto está enferma... Pará un segundo, hola! ¿Quién es? ¡Hola mamá!, esperá un segundo Julia, me está hablando mi mamá, en dos segundos te llamo".

Mientras duró la conversación telefónica con su madre apagó el grabador para luego continuar la grabación en su charla (monólogo) con Julia.
"... cuando hacemos el amor o en todo momento me mimetizaba o no sé cuál es la palabra justa, y llegaba a creer que éramos la misma persona, no me había pasado nunca jamás. Y de reprocharte algo o atraparte es como a veces me trato a mí mismo. Porque te estoy amando a vos y me esot y amando a mí mismo..."
"... porque yo quería que vos cayeras rendida a mis pies y yo caer rendido a tus pies, siempre quise igualdad... ".

Reflexiones

Una de las primeras cosas que me llamó la atención fue el cambio de voz, tono potente y vital cuando hablaba con su madre, era como si se sintiera aliviado al escucharla, pero a la vez rápidamente apaga la grabación.
Él no soporta una distancia tal que el otro pertenezca a otro espacio; el otro debe fundirse con él. No tolera nada que no sea YO, todo lo que es NO-YO es persecutorio.

Se muestra dueño del ideal, y el ideal es el amor absoluto, del cual todos debemos ser esclavos. Exige a los demás la obediencia a ese ideal; él es el intérprete e intermediario del mismo. Julia debe "caer rendida a sus pies" si es capaz de amar y esto implica que los dos deben sacrificarse y luchar por el mismo ideal: ser uno solo. La fantasía que sustenta es la que el otro, no es otro, sino el doble.

Enrique se ubica ante otro con la expectativa de cómo debe actuar éste frente a él. ¿Qué anhela? Principalmente, recibir reconocimiento narcisista.

Ser alguien para otro, ser deseado es lo que constituye al sujeto desde el comienzo y esto queda en el inconsciente como una escena fantaseada en la cual el sujeto aparece recibiendo la admiración de otros.
El se exhibe, busca fascinarme, esto lo podemos pensar como una resistencia, recrea el escenario de su fantasía asignando al espectador el lugar del que debe aplaudir y forzándolo a que desempeñe ese rol. En el análisis, por momentos busca en su analista una espectadora (público femenino) que lo admire.
Tal vez él no pueda dejar de mirarse por temor a perder no solamente su ilusión amorosa sino también la confirmación de su propia existencia.

Este replegamiento sobre sí mismo está impregnado de decepción, de desesperación y de un absoluto vacío. Solamente la ilusión de una identidad personal podrá llenar eventualmente este vacío.
Intenta salvaguardar su equilibrio narcisista aferrándose a los otros, demostrando una sed de objeto(s). Lo vemos claramente en su relación con Julia quien cumple la función de reflejar la imagen ausente; esto también se manifiesta en las relaciones sexuales.

A los cinco meses de análisis relata un sueño por primera vez. Comienza la sesión diciendo que en vez de avanzar en este tratamiento va para atrás pero que, por otro lado, tiene muchas ganas de venir y que espera ansioso el día de sus sesiones, y que antes no le pasaba esto. La sesión transcurre hablando acerca de su relación con Julia, de sus celos y de sus ganas de "tener otra cabeza", de "ser otra persona".
A continuación dice: "soñé un día con vos, no te vayas a poner colorada. Soñé que teníamos sesiones, en una sesión me esperabas onda mujer fatal y hacíamos el amor, y ¡era bárbaro! Entraba toda la banda de Tinelli (Marcelo), era una banda como otra, que nos seguía. Vos estabas en una banda conmigo y nos íbamos juntos en una camioneta blanca".

Le pido asociaciones y al no conseguirlas señalo: "Con tu comentario previo al sueño me parece que estás intentando inhibirme para que no pueda pensar, querés paralizarme. Y por otro lado me colocás en el lugar de una mujer que podría engañarte al correrse del lugar del analista. Y sos vos quien arma esta escena".

Frente a mi interpretación, Enrique se muestra molesto, pareciera que mi señalamiento fuera sentido como una falta de reconocimiento, por lo cual se suceden algunas ironías que nuevamente me hacen sentir instalada en una relación convencional, con cierto rechazo de la asimetría indispensable para la tarea analítica.

Fragmentos de sesiones a los siete meses de análisis

Paciente: "Hoy estoy extraño. Me siento extraño. Creo que un poco perdido. Estaba leyendo un libro, creo que a mí me duran poco las cosas, los consejos, las lecturas de libros. Vos terminás de leer algo, y decís, ahora salgo y voy a hacer lo que tengo hagas, pero no es así. ¿Leiste "El Alquimista"?, es onda "El Principito", me sorprendió la fuerza. Él, se encuentra con su rey y hablaba un poco de la historia personal. Estaba un hombre que se dedicó toda su vida a viajar pero no tenía dinero ni bienestar en su vejez, y otro que toda su vida se dedicó a vender en la plaza palomitas de maíz, que era lo que estaba bien visto y lo que le proporcionó mucho dinero; pero en realidad lo que él siempre había querido era viajar. Después se encuentra con una gitana que le lee los sueños.
Esto salió a la luz porque no sé cómo se ponen las pilas para cambiar, para cumplir los sueños".

Analista: "Yo siento que al principio del análisis, con tus expresiones que me invitaban a salir de mi papel de analista y tener otro tipo de relación con vos, la que se sentía perdida era yo. En la medida en que vos podés manifestar tus dudas y sentimientos de extrañeza no necesitás tanto presionarme a mí y nos podemos conectar con algunas cosas que te pasan".

En otra sesión cercana a la anterior expresa

Paciente: "Este fin de semana estuve rompiendo corazones con las maestras. Hay una maestra en el colegio que está sola, y como yo estoy solo nos quieren enganchar. Me siento presionado, me dicen´¡ojo! a ver cómo te portas Enrique, que después acá nos vamos a enterar'. El viernes estuvo en mi casa y terminamos acostándonos, no sé para qué, no me dejó nada. Ni siquiera me gusta, es fea.
El sábado vinieron un grupo de maestras a casa, después me quedé con una, que es muy grandota, nos acostamos. Mal, muy mal, tampoco me dejó nada. No sé para qué lo hice".

Analista: "¡Estuviste practicando tiro al blanco! Tengo la impresión, Enrique, que por lo que vos me contás y decís sentir en este momento, más que conectarte con situaciones placenteras estuviste rindiendo examen".

Paciente. "Creo que para probarme, no tue problemas de erección, que siempre es lo que temo. Creo que lo hice para demostrar ante los demás que puedo y para probarme a mí mismo. No tiene sentido, no me sirve para nada. Durante la semana invité a almorzar a una maestra que es casada, con la cual tenemos onda. Fue una desilusión ¿Cómo acepta salir sabiendo que entre nosotros hay onda, si está casada? Me resulta muy difícil creer, confiar. Además me contó que cada tanto veía a un ex-novio. No entiendo. Me siguen los engaños, mi  hermano se acaba de separar porque su mujer lo engañaba, esto es reciente. Este era un segundo matrimonio, otro fracaso.

Analista: "Fíjate qué interesante lo que nos planteas, invitaste a salir a una mujer que tiene onda con vos y que, además, está casada, esto por un lado te halaga, pero tengo la impresión de que esta situación te viene como anillo al dedo, porque vos tenés una teoría que constantemente querés confirmar: "todas las mujeres engañan a los hombres", "todo es engaño". Entonces vos artesanalmente armás esta escena para corroborar tu teoría".

Paciente: "Hoy vengo con la mente en blanco, es la primera vez que sinceramente vengo sin traer nada para contarte. Vengo bien relajado, sin rollo, sin cosas planificadas. En realidad vine, no traje nada. Generalmente rompo el hielo de la sesión con algo que traigo pensado, hoy estoy como tranquilo. Yo necesito estar tensionado, no creo en la relajación total. Cuando leo estoy atento al teléfono, al portero, o si tengo que ordenar; me relajo por completo con el cine o cuando veo películas por televisión.

Analista: "Parece que hoy no necesitas controlar tanto".

Paciente: "Yo estoy haciendo cosas y actúo, lo hago de forma consciente. Es como decir: aquí estoy yo que no soy como los demás, que sobresalgo. Yo me desdoblo y puedo estar muy mal pero no lo muestro. Yo soy así, a veces quisiera estar como realmente soy, lo que pasa es que me creo ciertas obligaciones.

Analista. "Tu nivel de exigencia frente a los demás es muy grande; pareciera que siempre ponés a algún personaje en escena y Enrique se esconde. Hoy estás planteando la posibilidad de mostrarte tal cual sos, dejar de lado tanta presión interna y exigencia".

Paciente,  silencio y luego: "Yo me hice pis hasta muy grande, eso era un gran trastorno, era una tortura. Yo me ponía un toallón y una bombacha grande de goma hasta los 10 años. Eso para mí fue muy traumático. Ahí me tenía que desdoblar, seguro que estaba meado a la mañana y ahí me tenía que cambiar y salir a jugar con mis compañeros. Yo no podía ir a los campamentos. Para las competencias deportivas yo tenía que ir a un hotel con mis papás. Esto fue muy duro, en mi casa nadie me podía cargar; yo era un mar de lágrimas y mi vieja se ponía de la nuca si alguien lo hacía".

Tres meses después, llevando diez meses de análisis, decide interrumpir el tratamiento para irse a vivir a Europa, tema nunca mencionado en sus sesiones.

Segunda etapa (cinco años después)

A la semana de haber regresado al país, me llama desesperado para recomenzar su tratamiento. Acordamos una entrevista para el día siguiente. Actualmente tiene 32 años.

Comienza diciendo: "¿Te hago un pequeño resumen? Muy sinténtico. Hace cuatro años que estoy en Europa y me fui con unas palabras tuyas que me quedaron grabadas... Tus palabras textuales, no sé si serán textuales, pero fueron que por más que me cambie de ciudad los problemas me los iba a llevar conmigo hasta que no terminara de resolverlos.
Generalmente había huido de ajustarme el cinturón, pero creo que esto llegó a su fin cuando tuve dos o tres episodios de pánico, tal cual es la definición de pánico. Sobre todo en perder el control... Demasiado controlado, demasiado esquemático, demasiado responsable y cuando me di cuenta no podía controlar nada y sobre todo mi cabeza. Yo interpelé que estaba al borde de la locura, dije: un paso más y no vuelvo. Con taquicardia, mareos y el miedo a no poder controlar absolutamente nada; con una angustia y una depresión terrible, además de que se fueron sumando un montón de cosas que también te contaré, y ahí fui a parar a psiquiatría, hace dos meses que estoy con medicación, estoy tomando un tranquilizante y un antidepresivo.".
"... Estuve trabajando luego de este episodio con mucho miedo, sobre todo también porque decidí volver a Argentina y no era un viaje de placer, sino que era tomarme un avión, escapar por el miedo, por sentirme bastante solo y estar con mi hermana aquí, que yo en ese momento pensé que era con la única que realmente me iba a sentir tranquilo, y venir aquí a Argentina a arreglarme mi cabeza".

Enrique no para de hablar, no deja espacio para intevención alguna, me inunda con datos. En un momento logro intervenir, se relaja, se tranquiliza y me cuenta que en Europa vivía con una mujer y con el hijo de ella de doce años. Comenta que es una diosa pero "muy despelotada con el dinero". Refiere haber tenido problemas laborales. Dice: "se me juntaron un montón de cosas, nos separamos y terminó con este episodio. Siempre con mis historias y rollos de pareja, con mis celos".

Se conocieron y ese mismo día se fueron a vivir juntos. Cuenta que el primer mes fue "alucinante", y luego empezaron los problemas. Los celos desmedidos, el control y la persecución hacia ella fueron cada vez más intensos. Sumado a esto, ella tenía problemas judiciales pudiendo perder su casa, situación que no le había comentado. Al enterarse de esto se siente engañado y traicionado, decidiendo marcharse muy enojado y dolido.

Durante los primeros meses de su regreso ella lo llamaba frecuentemente pidiéndole que volviera; él estaba muy angustiado y confundido y sólo decía que quería arreglar su cabeza y que eso lo tenía que hacer acá.
Su actitud frente al análisis fue desde el comienzo de un compromiso absoluto. Atemorizado e inhibido para trabajar, su hermana mayor se hizo cargo, durante dos meses, de los honorarios de su tratamiento, alternando entre dos y tres sesiones semanales. Paulatinamente fue mejorando, cedieron algunos síntomas. Comenzó a trabajar en tareas relacionadas a su profesión y esporádicamente en actividades vinculadas a lo artístico.
Al poco tiempo de haber regresado conoce a Lucía, dos meses después se van a vivir juntos a la casa de ella.
La relación transitó por momentos muy conflictivos debido a los intensos celos de Enrique que lo llevaron a actuar impulsivamente de un modo muy posesivo y controlador frente a su pareja.

Fragmento de una sesión

P. "Acabo de mandarme una de mis cagadas, lo raro es que no me encuentro tan mal. Seguramente me encontraré mal mañana".

A. "Me llama la atención lo que decís. Parece que debés sentir que no te va a hacer bien lo que vos pensás".

P. "Sí, puede ser. Llegué a mi casa y me fijé en la computadora si Lucía había mandado o recibido algún mensaje, te dije que había descubierto cómo hacerlo sin saber su contraseña. ¿Te acordás que te había comentado que ella en una conversación me dijo que la había llamado el ex-novio y yo le armé un escándalo? No es su último novio, es de 10 años atrás. Tenían una comunicación fluida hasta que empezó a salir conmigo. Yo le prohibí la comunicación con él. Bueno, ayer armé otro estándalo".

A. "¿En qué consistió?"

P. "En preguntarle para qué llama, no sé, me enojé mucho, la maltraté verbalmente, no la insulté. Ni recuerdo la conversación de ayer. Yo la había dicho: "me imagino que no le habrás dado tu e-mail", y ella dijo que no. Hoy vi el e-mail que él le escribió, era un mensaje normal, le mandaba saludos. A mí me dieron palpitaciones y empecé a pensar qué iba a hacer porque no me bancaba eso, me había mentido, no me contó que él la había escrito.

A." Lo que vos llamás mentira yo lo entiendo como una omisión. Me parece que si vos te ponés tan furioso se puede entender porqué ella no lo menciona. Vos no advertís que a veces generás en el otro una situación en la que no das ninguna salida, es algo asfixiante. Salvo que te lo cuente y se banque tu ataque y tu violencia. Creo que la dejas perpleja".

P. "Esto que decís me lo dijo hoy ella, o algo así como que yo la había obligado a mentir, que yo no respetaba su pasado y que ella sí el mío. Yo seguí insistiendo en lo mismo, presionándola y gritando.

A. "¿Vos pensás alguna vez lo que le pasa a otra persona, qué puede sentir?

P." ¡Pero era una mentira!".

A. "Vos tenés una zona tan sensible que basta tocarla un poco para que tengas un estallido".

P, silencio y luego: " No puedo cambiar.... Terminé llamando a este chico y le dije: "¡loco, déjate de joder porque te voy a cargar a trompadas!", cosa que no es  así porque soy el maricón más grande para enfrentar una pelea. Luego Lucía lo llamó y le pidió que no se contacte más con ella".

A. "Me parece que con tantas prohibiciones y todas esas expresiones violentas porque alguien llama o escribe tiene que ver con que te sentís inseguro. Creo que es importante que te des cuenta de esto y que lo trabajemos, y no que desde tu inseguridad pretendas controlar todo".

El momento actual del proceso muestra cambios en las temáticas expresadas en la sesión en relación a su vínculo de pareja, tema dominante en este período. Registro alusiones a una mayor estabilidad, a una disminución de las irritaciones disruptivas ante los intensos sentimientos celotípicos. Creo que puede sostenerse que se trata de indicios de una asimilación productiva de nuestra tarea. Esta situación se acompaña  de una disminución de la cantidad de problemáticas disruptivas en distintos sectores propios de la primera etapa del proceso terapéutico. Es como si hubiese una concentración en la temática mencionada de las vicisitudes del vínculo de pareja que coincide con una mayor aceptación de mi papel de interlocutora frente a las constantes alusiones a mí como objeto de deseo inmediato en algunas de sus expresiones. Pero, también debo consignar, que han surgido nuevas alternativas conflictivas ante un viaje que decidió realizar su pareja, durante 6 meses, por razones profesionales. Esta vicisitud despertó en él reacciones violentas por diferentes motivaciones (algunas abordadas en distintos momentos de su terapia).
En mi registro se trata de otra expresión de sus dificultades en cuanto a tolerar zonas autónomas por parte de sus objetos relacionales.  Estas últimas consideraciones creo que ilustran acerca de las posibilidades productivas pero, también, de las dificultades de cada momento existencial  recorrido  en el proceso terapéutico.

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