aperturas psicoanalíticas

aperturas psicoanalíticas

revista internacional de psicoanálisis

Número 026 2007 Revista Internacional de Psicoanálisis Aperturas

Déficit y conflicto. Reunión Sociedad Argentina de Psicoanálisis (IPA) Mayo 2006

Autor: Sociedad Argentina de Psicoanálisis (SAP)

Palabras clave

déficit, Conflicto, Disponibilidad emocional, Intencionalidad secundaria, Intervencion afirmativa, Responsabilidad compartida..


RUBEN ZUKERFELD: Hoy la idea central de esta reunión es intentar hacer una presentación crítica de las ideas de Killingmo en relación con las nociones de conflicto y de déficit, a partir de un material bastante canónico que ustedes tienen que es un artículo que salió en el Libro Anual de Psicoanálisis, en realidad es un artículo publicado por la Sociedad Británica que está en castellano. Lo que preparé para hacer una introducción a la discusión es una especie de resumen con opinión sobre este artículo, tratando de conectarlo con otro artículo más moderno de Killingmo y, en particular, con algunas ideas que este autor ha escrito hace 10 años, que recuerdo que fueron tomados por Mauricio Chevnik como parte de la currícula de la formación en psicosomática. Es decir que hoy en día cualquier colega que se quiere interiorizar en cuestiones vinculadas con somatosis y lo que se llama psicosomática, incluye claramente un artículo de Killingmo. En el último libro de compilación que hicieron Maladevsky y otros hay un artículo de Killingmo, y entonces me pareció que podía intentar una suerte de articulación con en el artículo que ustedes tienen. Por otra parte, lo que traje en principio es un intento de dar algunas definiciones en las filminas (ver figuras) pero estas definiciones que planteo son como los principios de Groucho Marx, cuando dijo “estos son mis principios, si no les gusta se los cambio”. No es que sean estrictamente mis definiciones sino, más bien, es un intento de articulación entre algunos conceptos más o menos canónicos que existen alrededor de la definición de conflicto y de déficit, con algún matiz, buscando darle un valor operacional.

La primera figura (ver figura 1) es la definición de conflicto como modo de funcionamiento psíquico caracterizado por la existencia de una tensión entre fuerzas, instancias o sistemas, donde existe una intencionalidad primaria. Cada uno de estos puntos es discutible. El concepto de déficit, tema central, definido como un modo de funcionamiento psíquico caracterizado por la necesidad de afirmación del sí mismo, se corresponde con una concepción de toda una corriente dentro del psicoanálisis, y por la dificultad la mentalización de los afectos (este tema –mentalización- está agregado ex profeso, no está en el texto del 89´, pero si está intensamente en el texto del 95´y el 98´ de Killingmo), donde no existe una intencionalidad primaria que se traduce en: a) la existencia de ansiedad difusa con escasa actividad fantasmática (esta es una traducción que hago yo de algunas cuestiones que si están en el texto del 89´) y b) la conformación de mecanismos defensivos monótonos ( el término monotonía está claramente planteado en Killingmo en este artículo como persistencia monótona).

Figura 1. Definiciones 

CONFLICTO
Modo de funcionamiento psíquico caracterizado por la existencia de una tensión entre fuerzas, instancias o sistemas, donde existe una intencionalidad primaria y que se traduce en:
    a)           la existencia de angustia con o sin síntomas
    b)           la conformación de mecanismos de defensa variados
DÉFICIT
Modo de funcionamiento psíquico caracterizado por la necesidad de afirmación del sí mismo y por la dificultad en la mentalización de los afectos, donde no existe una intencionalidad primaria que se traduce en 
    a)         la existencia de ansiedad difusa con escasa actividad fantasmática
    b)         la conformación de mecanismos defensivos monótonos

 

En relación con esto, quería aclarar el término o la categoría nueva que está acá (nueva en tanto no está en el texto del 89´), que es que, si bien hay distintas versiones acerca del concepto de “mentalización”, la que acá estoy tomando es un concepto que se refiere a la manera como las excitaciones somáticas y/o intersubjetivas sufren una transformación cualitativa que las transforma en contenidos mentales, ese es el concepto tal vez amplio de la mentalización. Lo de intencionalidad primaria sí está en Killingmo, está en el artículo del 89´. Bueno, por ahora no tengo mucho más que aclarar.

Vamos a ver la segunda figura (ver Figura 2). Acá intenté hacer una especie de esquema simplificador donde, en general, en el modo de funcionamiento conflictivo hay una historia con predominio de constancia objetal, mientras que en lo que se llama funcionamiento de déficit suele haber una historia de falta de constancia objetal, ya sea por carencia, por  exceso o por inadecuación

Figura 2

 CONFLICTO

 DÉFICIT

·  Historia con predominio de constancia objetal
·  Tendencia a una posición de responsabilidad compartida
· 
Sentimiento de culpa por deseo prohibido hacia el objeto
· 
Ansiedad vinculada con sentido
· 
Transferencia de objeto
· 
Repetición de necesidades dirigidas a las representaciones de objeto
·  Manifestaciones sintomáticas sustitutivas y con valor simbólico (histéricas, fóbicas, obsesivas, etc)

·  Historia de falta de constancia objetal (carencia, exceso. inadecuación)
Tendencia a una posición de víctima
·  Sentimiento de culpa autoimpuesto para control del objeto
· 
Ansiedad vinculada con ser
· 
Transferencia de objeto-sí mismo
· 
Repetición de necesidades a objetos no internalizados
·  Manifestaciones “directas” y amorfas (confusión, vacío, facticidad, etc)

En ese sentido, Hugo Bleichmar en Avances en Terapia Psicoanalítica tiene un capítulo en el cual desarrolla muy bien las ideas de Killingmo. En ese sentido hace una diferenciación entre lo que sería funcionamiento deficitario por trauma, específicamente, por déficit primario y por inscripción patológica. En general, en el funcionamiento tipo conflicto habría una tendencia a una posición subjetiva, que Killingmo plantea como de responsabilidad compartida, es decir un sujeto que de alguna manera -más allá de la toma o no de consciencia de sus propios deseos y fantasías- en algún sentido es suspicaz con respecto a su propia posición de responsabilidad de sus propios deseos y de su propia intencionalidad. Mientras que, en términos generales, en el predominio deficitario el sujeto tiende a posicionarse en el papel de víctima, el lugar de víctima, ese es todo un tema interesante para discutir. Lo que sí insiste Killingmo claramente en el texto del 89´ es la diferenciación entre dos tipos de sentimientos de culpa, el propio del conflicto por deseo prohibido hacia el objeto, y el propio del déficit que en realidad se va a corresponder con lo que va a llamar intencionalidad secundaria porque implica autoimposición para control del objeto, es decir, cualquier cosa con tal de tenerlo al objeto. En términos generales, la ansiedad vinculada al conflicto está vinculada con algún sentido, mientras que la necesidad vinculada con el déficit –como decía antes- es más difusa, está vinculada con la condición más ontológica, con la condición de ser, de necesitar ser afirmado. En términos generales, esto es terminología kohutiana, y entonces no sorprende que en el funcionamiento del conflicto Killingmo hable de transferencia del objeto y en el funcionamiento de déficit predominio de transferencia de self object (objeto de sí mismo) y, en general, repetición de necesidad de dirigir las representaciones de objeto versus repetición de necesidades a objetos no internalizados

Me estaba olvidando el aspecto más clínico donde conviene hablar en términos de predominio, y ya cuando digo de predominio estoy tomando una posición al respecto. Cuando hay predominio del conflicto, hay manifestaciones sintomáticas sustitutivas con valor simbólico, mientras que en el funcionamiento de predominio deficitario habría manifestaciones directas más amorfas, asociadas a la idea de cierta confusión, o de vacío, o de facticidad.

En la tercera figura he graficado una opinión mía (ver Figura 3).

Figura 3. Problemáticas clínicas asociadas a la noción de déficit

 

Lo que quise ubicar aquí son las problemáticas clínicas asociadas a la noción de déficit de una manera sintética en relación con cuestiones actuales, porque en términos generales la noción de déficit se instala como un conjunto dentro de tres conjuntos que son toda la problemática de los trastornos de los afectos , toda la problemática de los trastornos de lo que genéricamente podría llamarse identidad y todos los trastornos en general en la regulación, control, o manifestación de los impulsos. Así en el primer gran conjunto o desde el primer gran conjunto tienden a describirse en la psicopatología problemáticas psicosomáticas, la llamada patología del desvalimiento, del vacío, inclusive hay terminologías psicopatológicas que tienen que ver con esta cuestión dentro del conjunto de trastornos vinculados con la identidad (las problemáticas narcisistas y en general lo déficit de autoestima) y en general lo vinculado con la regulación de los impulsos (borderline, pasajes al acto, adicciones). Lo que quiero decir es que tal vez la terminología de Killingmo -inclusive las consideraciones clínicas que Killingmo hace cuando instala la noción de déficit- se solapan en una perspectiva clínica de investigación interesante para todas estas cuestiones. La línea punteada que baja del conjunto alude a que los trastornos de los afectos y déficit son dos conjuntos especificamente superponibles y justamente en función de eso lo que les quise traer es como en algunos ámbitos de investigación empírica se pueden inferir cuestiones vinculadas con predominio de funcionamiento deficitario, estudiando justamente cierta característica en la manifestación de los afectos (ver Figura 4).

Para ello elegí, por ejemplo, seis de lo que se llaman reactivos que están en cuestionarios distintos sobre alexitimia, pensamiento operatorio, vulnerabilidad, es decir hay una cuestión bastante dispersa con respecto a cómo se investiga esto, pero la invariante suelen ser estas cinco o seis frases que planteadas en cuestionarios de investigación empírica implican que respuestas sintomáticas, o sea respuestas de tipo “esto me sucede casi siempre, siempre o frecuentemente”, den una cierta pista acerca de un funcionamiento deficitario. Se trata de pacientes que frecuentemente se confunden y no saben bien que están sintiendo, o que les resulta difícil de encontrar palabras para expresar lo que sienten.

Figura 4. Probables indicadores en investigación empírica
de predominio de funcionamientos deficitarios (desafectación)

Me confundo y no sé bien lo que siento
Me resulta difícil encontrar palabras para lo que siento
Cuando me siento mal no sé si estoy triste, asustado o enojado
Cuando me enojo no sé por qué estoy enojado
Tengo sensaciones en el cuerpo que no puedo explicar

Por ejemplo es muy sensible la frase “cuando me siento mal no sé si estoy triste, asustado o enojado” o “cuando me enojo no sé porque estoy enojado” o “tengo sensaciones en mi cuerpo que no puedo explicar”. La respuesta positiva da una buena idea de funcionamientos más deficitarios.

En última instancia, una de las cuestiones más importantes de Killingmo, para la clínica, es todo el desarrollo que hace sobre las intervenciones interpretativas y afirmativas que es lo que el introduce, la noción de intervención afirmativa (que en realidad llama “interpretación afirmativa”) (ver Figura 5)

Figura 5. Características diferenciales de las intervenciones

  

Desde ya insisto, por eso está destacado arriba, que estos dos tipos de intervenciones[1]- claramente él lo dice y lo dice en varios lugares -coexisten dentro del trabajo del analista y tienen una suerte de alternancia estratégica. Ustedes habrán visto en el texto mismo que él trae un ejemplo dialogal y transferencial donde muestra, creo que son doce intervenciones (seis y seis) donde va mostrando que al principio el analista parece no percibir que el paciente no está en condiciones de descifrar significados, que necesita como cierta afirmación de existencia. Es como decir (tomando la adecuada distancia) que aquí se plantearía el problema de Descartes y Sartre, el analista está más en la idea de “pienso luego existo” y el paciente está más en la idea de “existo, luego pienso, luego estoy más en condiciones de descifrar significados”. Por eso, creo que claramente Killingmo muestra que, en términos generales, la intervención interpretativa procura descifrar significados y el paciente debiera sentir la noción de descubrimiento y conexión, mientras que la intervención afirmativa procura establecer un sentido que en cierta forma se puede traducir (esto no está en este texto de Killingmo, sino en el otro) “soy visto y entendido”. En el texto del 96-97 Killingmo insiste en la cuestión de ser visto y escuchado, eso es lo que permite dar existencia, relacionar con algo, y darle valor a algo. En la intervención interpretativa, esto más o menos es clásico, uno trabaja con la resistencia a algo, trabaja en todo caso con la repetición, inclusive la revisión de algo, procura hacer aparecer a la consciencia el recuerdo de algo y, en términos generales, procura una suerte de reconstrucción reelaborativa. El eje central de la afirmación se basaría, según Killingmo, en dar validez a la experiencia. En ese sentido, la intervención interpretativa pareciera que tiene un sesgo más di levare y la intervención afirmativa tendría un sesgo más di porre, pero esto también es discutible. Killingmo claramente sostiene que la intervención afirmativa no consiste ni en adular ni en suministrar, eso es muy claro, de todas maneras allí siempre hay zonas grises, habría que trabajar más con la relación que él plantea y la jerarquización que le da a las nociones de “sostén” de Winnicott, habría también que pensar inclusive en el concepto de déficit estudiándolo a la luz de la noción de “Inhibición, síntoma y angustia”, habría que pensarlo en general en relación a los trastornos de carácter, habría que pensarlo en relación con la noción de parte psicótica de la personalidad, en fin, habría una lista bastante larga que ha implicado modificaciones técnicas en la historia del psicoanálisis. En ese sentido, no sería tan original. Pero lo que me pareció importante e interesante es que el tema de la mentalización implica una decisión estratégica porque el vector va de acá para allá, es como decir, si primero no se logra sacar del “soma” y llevar a la mente lo que está pasando, es imposible trabajar en este nivel, como que en cierta forma hay un ordenamiento estratégico. Es como decir “primero es importante que usted está conmigo y que usted es y que usted existe y que vale lo que usted le sucede. Después juntos (en alianza de trabajo) procuraremos entender lo que le sucede, procuraremos descifrar”.

EDUARDO ISSAHAROFF: Bueno, me parece que la síntesis que ha hecho Rubén es excelente para una discusión, él mismo ha señalado todos los puntos que yo quería introducirnos en este problema que es el problema original que nos habíamos planteado, entre las concepciones psicopatológicas y la clínica. Así que ahora abrimos a la intervención de todos ustedes.

MARTIN BARRUTIA: Primer comentario, en algún momento me parece que en el trabajo de Killingmo que estamos discutiendo, el autor menciona la transferencia fusión sin nombrar a Kohut como el autor de este concepto, cuando, justamente, es la más arcaica, la más primitiva que Kohut describe.

Para comprender el artículo de Killingmo, traté de ubicarme como lo propone Juan Pablo Jiménez, cuando dice que para entender un autor uno tiene que creer en él, para creer en él debe entenderlo y para entenderlo, uno lo coteja con las propias teorías como una forma de hacerlo incluirlo dentro de los referentes teóricos que uno maneja en su propia clínica y también poder considerar las diferencias y las novedades. A partir de la lectura del trabajo de Killingmo, me puse a pensar cuántas de las situaciones que plantea en relación al concepto de déficit ya se procesaban desde tiempo atrás en el psicoanálisis rioplatense. Bleger con sus indicadores (aun cuando los ubicaba como pertenecientes a la parte psicótica o neurótica de la personalidad y hoy hablamos de funcionamientos, no de partes), Liberman con las funciones del yo y el uso que hace de la teoría de la comunicación; creo que éstos desarrollos son más ricos que los usados por el autor al que nos referimos.

En relación a la viñeta clínica de Killingmo, observo que la paciente está transfiriendo casi masivamente una situación infantil arcaica. En palabras del autor: “yo estoy siendo la madre que él a veces tiene”. En su lectura, la paciente siente culpa, confusión y bronca como defensa frente a esta situación del pasado activada en la transferencia. Este es un momento muy rico del proceso.

Citando a Winnicott, estamos ante una regresión a la dependencia, donde hubo una falla enorme de un objeto maternante y existe la posibilidad que se exprese, es la primera oportunidad en que se puede expresar, es como algo que estaba en potencia porque no pudo ser vivenciado. Al presentarse en el campo con el analista, permitirá la reformulación diferente y la posibilidad de rectificación de estructura, permitirá recuperar al ser la continuidad de su existencia, que está detenida en una existencia brutalmente marcada por la falla del objeto,

Volviendo a relacionar Killingmo con Bleger, para identificar déficit, ambos hablaban de capacidad de simbolización, modalidad de la transferencia, de la contratransferencia, Bleger no hablaba de repetición monótona pero se refería a ella como fenómeno de rigidez y estereotipia, a la enfermedad psicosomática la ponía del lado de la psicosis, en último caso del lado de la falta de estructura.

Me resulta fácil pensar junto con Killingmo y proponer términos diferentes aunque para mí, equivalentes, siguiendo mi modalidad.

HILDA OJMAN: No es sorpresa la claridad expositiva de Rubén y la metabolización que hace de los textos. Como una reseña no incluye todo, a mí, además de lo expuesto, lo que me interesó de los textos propuestos como disparador para retrabajar es el valor que el autor le da al uso y la instrumentación de ciertos indicios lingüísticos. Pienso en el valor que esto tiene tanto para una investigación en el sentido más sistemático, extra sesión analítica, como para la investigación intra sesión analítica de la secuencia de los diálogos. Por otro lado, a veces tendemos a asimilar lo relativamente nuevo de la propuesta de un autor con lo ya dicho por otros, si bien es un ejercicio interesante, me parece que a veces borra la cualidad y sutileza de lo distinto. Me identifico con la línea de autores o trabajadores clínicos que toman coraje en posicionar y nombrar de otra manera a muchas de las intervenciones clínicas que suelen quedar en ese más allá de la interpretación. Eso que uno dice a veces coloquialmente, suele quedar por fuera de lo llamado estrictamente psicoanalítico. En ese sentido, este intento de sistematizar intervenciones que podrían ser del campo de la terapia de apoyo, de terapias breves, etc. y que acá están incluidas en el marco del psicoanálisis, permite extender sus fronteras clínicas y sus conceptualizaciones. Incluir, entonces, el análisis de indicios lingüísticos me parece de mucho valor. Lo relaciono con lo que ocurre en el campo de prácticas terapéuticas en grupos, donde el dispositivo ya por definición genera condiciones distintas a las del diálogo bipersonal, aporta un plus que algunos tratamos de conceptualizar. Una de las singularidades que aporta el encuentro multipersonal en una sesión es la simetrización en el diálogo entre compañeros de análisis. Me parece que esa simetría momentánea es una de las formas de expresión que adopta la empatía, que le da al otro la noción de existencia. A mi modo de entender, este otro modo de intervención no interpretativa suele generar aportes provenientes de un compañero de grupo muchas veces más interesantes que los de un analista preocupado por intervenir psicoanalíticamente.

Finalmente, la propuesta de Killingmo tal como la retrabaja Rubén nos permite avanzar hacia la sistematización de una posible semiología de los errores de abordaje, que seguramente cometemos con frecuencia. Es muy enfático Killingmo cuando señala que no es lo mismo tomar un camino que otro, a la hora de intervenir. Gracias por el estímulo que esta propuesta aporta al ejercicio de observación y análisis de nuestras intervenciones en la práctica clínica.

RAFAEL PAZ: Sí, como decían, el trabajo de Killingmo es muy claro, yo no lo conocía a este autor y ahora estoy orgulloso porque aprendí el apellido. Ahora bien, a la intervención de Martín la tomaría en el sentido que nos permite no sólo ver hasta qué punto pertenece a nuestro acerbo común el trabajo de hecho en este tipo de cuestiones, para lo cual con mucha claridad abre Killingmo un espacio de claridad con estos polos de conflicto y déficit.

Punto que explicitado de diversas maneras y “en estado práctico” está muy trabajado en la historia del psicoanálisis post-clásico.

No se trata de quitar méritos, sino de introducir una elaboración valiosa en una tradición de pensamiento.

En la página 3 del trabajo, dice que con respecto al material basado en el déficit la perspectiva terapéutica no es topográfica, o sea, tal estrato en conflicto con tal estrato, sino que busca corregir y separar la representación de sí mismo/objeto distorsionados, produciendo la estructuración de aspectos de las relaciones objetales que todavía no se ha alcanzado. Y con este propósito las intervenciones deben tener una naturaleza afirmativa. Creo que hay que explorar con mucha cautela este punto, respetando, sin dogmatizar la desconfianza histórica en psicoanálisis respecto de la sugestión, independientemente que sabemos que es inexorable que ocurra. Lo de naturaleza “afirmativa”, me parece lógica la expresión, pero también puede pensarse es que sea cual fuere el grado de vacío, de desestructuración, la intervención supone una conexión interlocutiva. Lo que varía es cuál es la magnitud y la calidad del fragmento que puede ponerse en juego de parte del analizando. Lo que no se supone que exista es un espacio cero, un vacío absoluto, en donde sí habría que crear una semilla primera de interlocución; en ese caso probablemente ningún tipo de operación analítica o afirmativa e interpretativa serían posibles. Si esto es así, lo que Killingmo denomina intervención afirmativa correspondería a una descripción, son descripciones de lo que acontece, convocando al núcleo penante precario o como fuere, a contribuir como co-protagonista de esa descripción de lo que acontece. ¿Por qué digo esto? Porque de esa manera ahí, en el propio acto de intervención, dar lugar y extraer lo que puede existir se halla acorde con la heurística de la interpretación, lo cual no excluye el suministrar incluso algún elemento de injerto, pero después, en el sentido de preponderancia lógica. En la microscopía de la técnica, de la clínica y de las actitudes, me parece que esto es sumamente importante y en los clínicos de la línea de Bleger y Liberman, la actitud afirmativa es más que partiendo del supuesto de enfermedad en el otro, de convocarlo a compartir la descripción de lo que acontece en el campo, jerarquizando todo nivel de interlocución posible. Entiendo que, de este modo, se plantearía la no existencia de una distancia tan grande entre conflicto y afirmación, si es que se piensa por ejemplo -y este sería un registro más kleiniano- la posibilidad de que un aspecto del yo esté aplastado o colapsado por ansiedades persecutorias, pero es convocado por un ambiente de holding, de calidez, que implica una cantidad de actitudes. Está bajo un conflicto arcaico, es decir bajo un terror extraordinario. Y en un nivel más profundo de discusión, la cuestión sería si el supuesto es que siempre hay un núcleo interlocutivo potencial, cuál es el conflicto en el nivel de ansiedades primarias que impide que se ponga en juego. O sea, en ese caso no se niega la diferencia cualitativa entre conflicto y déficit, pero asignándole la calidad de déficit funcional para poder pensar respecto de si mismo.

Entonces la discusión quedaría ubicada como un tipo específico de conflicto, de otro orden -psicótico, por ejemplo, o ligado a parte psicótica, a ansiedades primarias- que genera una situación deficitaria y sin que esto no suponga una etiología no vincular. Nada más.

NORBERTO SZWARC: Bueno, en principio quería agradecer y felicitar a Rubén por la exposición que me parece muy interesante y además le ha sacado el jugo y ha investigado un problema que mucha gente consideramos actual. Creo que dentro del campo del psicoanálisis actual la famosa discusión acerca de psicoterapia y psicoanálisis, polémica discusión que retoma Green en el último libro, y la práctica del psicoanálisis para pacientes no neuróticos, el artículo de Killingmo mismo, a mí el que me mostró el artículo de Killingmo fue Hugo Bleichmar, en “Avances de psicoterapia psicoanalítica” tiene un acápite en donde analiza muy minuciosamente el artículo de Killingmo, y es muy interesante ver cómo se van dando este tipo de discusiones. En el artículo de Killingmo yo creo que es muy interesante cuando el plantea algo así como que no hay paciente que no tenga algo del conflicto y algo del déficit, pero de cualquier manera hay una especificidad muy particular en los pacientes del déficit, como confirman la necesidad y el derecho de ser confirmados, algo de esto es lo que decía Rubén, esa necesidad “yo sólo tengo el derecho de ser”. El estímulo que hace el analista para la construcción de estructuras en este paciente, no ver en el tratamiento sólo una repetición, situándolo también un momento de creación, creación en donde pueda haber inscripción de lo nunca inscripto que es la problemática de este tipo de pacientes, yo creo que la idea de que uno puede trabajar psicoanalíticamente interviniendo en este tipo de pacientes para mí es un aporte fundamental a toda la discusión actual acerca de la psicoterapia y psicoanálisis. Bueno, nada más.

BRUNO WINOGRAD: Yo también me sumo al agradecimiento al resumen de Rubén y es porque me parece que ese resumen nos permite varias alternativas de trabajo con el texto de Killingmo y con el problema, porque no es solamente el texto de Killingmo. Creo que Rubén ha conseguido algo que es evitar uno de los riesgos que genera ese tipo de binarismo en psicoanálisis, déficit versus conflicto y todas las alternativas excluyentes. Se trata de retomar la línea que Freud plantea en “Construcciones…” en el sentido de que sólo la producción del paciente puede guiarnos, que después retoman muchísimos pensadores como Pichón, como el propio John Wisdom, Liberman, planteando que realmente para trabajar con indicadores tenemos que trabajar con los emergentes, los inmediatos, los mediatos, los sueños, los recuerdos. El tema de los emergentes es un tema complicado porque ¿con qué elementos estudiamos los emergentes? Me parece que éste es un tema bastante importante y que esa distinción marca que ciertos emergentes de problemáticas muy variadas, si están ubicadas en la línea como la intencionalidad o el código compartido, traen problemas en el campo del psicoanálisis, el problema de la intencionalidad es un complejísimo problema y el del código compartido otro y que en lo que muchos autores pueden llamar problemáticas no neuróticas (además no son uniformes las problemáticas no neuróticas) si se parte del supuesto de una intencionalidad claramente formulada en un código compartido, ahí uno entra en problemas, en todo caso vale la pena explicarlo.

Una sola cosa más que asocié con esta temática y con el modo que lo planteó Rubén es que el problema del déficit abre un campo a muchísimas otras alternativas que no son estrictamente las que menciona Killingmo. Estaba recordando un ateneo que hubo en la Escuela de Psicoterapia donde se discutió un interesantísimo caso del departamento de psicosomática, de un paciente que hizo una mini evolución en su proceso y un importante deterioro, y cuando digo deterioro no es por la psicopatología física que tenía, sino por el deterioro relacional terapéutico, con una presentadora que tuvo la honestidad intelectual de mostrar las propias dificultades y coincidimos con una mini convergencia de tres perspectivas diferentes en el análisis de los emergentes, una fue la semiología discursiva planteada por una especialista, otra psicoanalítica que la planteamos una colega y yo y otra del campo de la neuroinmunoendocrinología, que postulaban que este paciente se había ido deteriorando progresivamente en distintos niveles y que su decodificación de los señalamientos de la analista contribuían a ese deterioro y que había que haber pensado en otro modelo de formulación que si bien no garantizaba que se iba a evitar el deterioro, supusiera un enfrentamiento de códigos diferentes y evitara adjudicarle al paciente una cierta intencionalidad; y digo todo esto porque me parece que una buena síntesis de la propuesta de Rubén es ponernos a trabajar en varias direcciones sobre el problema de las decodificaciones, los emergentes y la complejidad de la clínica actual.

RUBEN ZUCKERFELD: Voy a hacer comentarios en nombre propio, no en nombre de Killingmo. Yo acuerdo con algunas cosas de Killingmo y con otras no estoy tan seguro. Me parecen muy ricos los comentarios, a ver, el primero con respecto al micro debate Martín- Hilda, creo que es un viejo debate que tenemos en SAP y que se da en los ámbitos psicoanalíticos en mayor o menor medida, el debate entre tradición y novedad. Yo allí creo que la cuestión es no tirar el agua sucia con el bebé; me da la impresión que periódicamente hay que estar recogiendo antecedentes contextuales e históricos de muchos planteos teóricos y clínicos, pero tampoco hay que quedarse solamente con eso. A mí me cuesta a veces valorar que es lo estrictamente nuevo en la producción teórica; de todas maneras me pongo en la posición de tomarlo como nuevo en la medida pragmática de que me sirva o me abra algún panorama, en ese sentido. Fíjense, yo no lo quise desarrollar en el momento que estaba hablando en la primera vuelta, pero se podría decir que este tema ya estaba en Freud en neurosis actuales. Ahora, de todas maneras, me parece que –y acá viene la otra cuestión- hay ciertos términos o ciertas categorías que utiliza Killingmo, que yo no sé si es el idioma castellano, tal vez sea en todos los idiomas, que pueden tener connotaciones que a veces generen respuestas emocionales de los analistas distintas. Por ejemplo, tomo primero lo que decía Rafael en relación con lo afirmativo. Yo dije que a mí la palabra “afirmativa”, en principio, me da un sesgo di porre, por eso creo que cuando Rafael menciona el tema de la sugestión estoy bastante de acuerdo con eso. Lo que sucede es que, por lo menos en la época que trabajé en este tema, en realidad trabajé la sugestión en relación con la intervención interpretativa. Sin duda lo que acá Killingmo llama intervención afirmativa podría tener esa característica o podría estar sesgada por esa característica. Ahora, más importante me parece lo que dice Rafael en relación a dos cosas: uno, el concepto de descripción de lo que acontece. Yo estaba releyendo mis apuntes y si Killingmo señala que la intervención afirmativa justamente es más bien performativa, intenta dar forma, claro, lo que pasa que al lado del oro del desciframiento el sencillo hecho de dar forma parece un tema menor. Ese me parece que es uno de los problemas. Ahora, el otro problema teórico ya más complejo, que lo plantea Rafael, es si estamos de acuerdo o no en cuál es el punto que limita la definición de conflicto. Yo recuerdo haber trabajado mucho y discutido mucho las ideas de Joyce McDougall con respecto a lo que ella llama “histeria arcaica” que es, para mí, una extensión excesiva del concepto de conflicto, es decir hasta dónde se extiende el concepto de conflicto, si podemos tener un tope, un momento en el cual podemos terminar de utilizar el término conflicto o no. Yo no lo sé, inclusive creo que Hugo Bleichmar señala, y Freud mismo señala, que justamente la inhibición puede ser secundaria a un conflicto, pero el tema es si necesitamos otro término o no. Yo podría usar el término “conflicto arcaico” en lugar de déficit en realidad y reintroducir el componente de interlocución pero, bueno, ese es un tema que implicará tomar una posición al respecto pues conflicto tiende a deslizarse siempre a interpretación. Creo que es muy importante en la clínica lo de la descripción porque si Killingmo –no en este artículo sino en el otro que está en el libro de psicosomática-por ejemplo le dedica un par de páginas nada más que al valor de la entonación, creo que hay un trabajo importante en el acto de describir, y creo que en ese sentido es preformativo. Inclusive él lo conceptualiza en términos de objetivación, justificación y aceptación, o sea, en ese elemento descriptivo pareciera incluir también el aspecto relacional y el contexto y sobre todo, creo que hay una cosa que todavía no dijimos que es la idea de buscar que el analista sea disponible emocionalmente para el paciente. La idea de la disponibilidad emocional (creo que ahí toma una cosa de Bowlby) es que el analista se ponga en esa posición para el paciente, porque el texto que el trae es un texto bastante crítico, él hace una acotación allí, inclusive menciona en una nota al pie que sospecha que en un momento determinado un término que utiliza la paciente podría estar sugiriendo la idea de una potencial idea suicida, o sea que son situaciones cruciales.

Con respecto a lo que señalaba Hilda de la simetrización, daría la impresión que en las intervenciones que Killingmo llama afirmativas hay una modalidad que tendería más a la simetrización que en el caso de la intervención interpretativa; lo que pasa que esto sería así siempre que la intervención interpretativa se viva como el psicoanalista oráculo. Pero si la intervención interpretativa es parte de un trabajo en conjunto de desciframiento, se simetriza un poco nuevamente. Pero, en términos generales, creo que es bueno rescatar eso y es bueno, sobre todo, lo que decía Hilda de hacer una suerte de semiología de los errores de abordaje porque por lo menos Killingmo es muy enfático en el sentido de que si uno intenta interpretar lo que él llama conflicto, (insisto, hay que delimitar hasta dónde llega el conflicto), sin haber dado existencia primero a la experiencia del paciente, además del mal entendido, parece que se correrían riesgos clínicos más importantes, porque mal entendido da la impresión que todavía es un tema menor, un tema que la contratransferencia del analista podría en un momento determinado servir como guía como para modificarla pero él lo plantea como un poco más dramático y por ende asociado a cierta iatrogenia.

En cuanto a lo que decía Bruno, es un tema central: el tema de la intencionalidad. Yo lo planteé y es un punto crítico; puede no gustar mucho la terminología de intencionalidad pero, de todas maneras, es la que él plantea y me parece rico en especial la idea de la llamada intencionalidad secundaria, porque permitiría de alguna manera no caer en la trampa o en el error de atribuir manifestaciones de culpa solamente en la versión tradicional. De todos modos, la forma de estudiar los emergentes y la manera como el paciente decodifica siguen siendo un misterio al cual uno se va acercando con ensayo y error o con alguna idea teórica, porque siempre hay elementos; no se como será en el caso que estaban comentando, me interesaría, porque realmente el diálogo de sordos a veces está tan sofisticadamente planteado, que ni siquiera después puede ser pensado como que ha habido un diálogo de sordos.

Lo que decía Norberto de Bleichmar, yo comenté ya que introduce alguna variación teórica en cuanto a lo que se entendería como déficit, ahora, ahí se plantea también el tema de si existe o no la creación de lo nuevo. Yo soy de los que piensan que sí, algunos piensan que no. En ese sentido no sé si Killingmo tiene una posición tomada estrictamente con respecto a la creación de lo nuevo; me da la impresión, al menos en lo que leí, que no está muy jugado en ese sentido. Lo que sí es insistente en lo que se llama la validez de la experiencia como un elemento central; creo que hay otros autores que insisten más en la posibilidad de la creación de lo nuevo porque darle validez en la experiencia es algo nuevo para el paciente en el campo transferencial, pero no correspondería estrictamente con lo nuevo en el sentido que plantean otros autores, bueno esto habría que verlo.

DOMINGO BOARI: Yo también le agradezco a Rubén su presentación y el excelente resumen que hizo. Pedí la palabra porque comparto una serie de cosas y otras me generan dudas. Lo primero que comparto es que como fenómeno clínico no cabe ninguna duda de que la diferencia entre conflicto y déficit existe. En un sentido, se puede decir que una confirmación cultural de que existe tal diferencia es el hecho mismo de la existencia de dos grandes mitos, estudiados desde siempre por el psicoanálisis: el mito de Edipo y el mito de Narciso. Uno y otro dan cuenta de algo que le pasa al ser humano, así que si existen estos dos mitos será porque existen distintos tipos de situaciones a las que ellos remiten: déficit en el caso de Narciso que tiene que construirse a sí mismo; conflicto, naturalmente, lo característico del drama de Edipo. En ese sentido, entiendo que resulten útiles diferentes maneras de intervenir según sea un caso u otro.

Donde a mí se me genera una duda importante es en el tema de cómo se llega a teorizar alguna de estas cosas. Rafael Paz hacía referencia recién a adecuación o no de la expresión “intervención afirmativa”. Creo entender lo que dice Rafael y me quería referir a otras dos expresiones que a mí me generan las mayores dudas: la de “construir significados” y la de “via di porre”. Cuando se usan estas expresiones se quiere oponer “descubrir significados”, en el caso del conflicto, a “construir significados”, en el caso del déficit. Comparto la descripción de lo que se entiende por construir cuando se dice que es nombrar la existencia, el elemento de relación, el elemento de valor, el elemento de validez; esos cuatro aspectos del construir yo los comparto profundamente. La inquietud que a mí me queda es que cuando se dice construir me parece que se usa esa palabra en un sentido bastante diferente al que lo usaba Freud en “Construcciones en psicoanálisis“. ¿Por qué digo que diferente? Porque Freud hacía una construcción a partir de elementos que el veía ahí; construía una historia con dudas, se corregía junto con el paciente, etc. Es decir, era una construcción a partir de signos e indicios que él sin duda veía ahí. Pero acá pareciera que se construye algo nuevo, como se dijo. ¿Qué quiere decir esto? ¿Qué se construye —para decirlo con una expresión latina— ab ovo, o sea desde el huevo, es decir, desde el comienzo, desde la nada, desde cero? La cuestión me parece de suma importancia, porque yo tengo la impresión de que estamos hablando de construir una inscripción, de algo nuevo a un nivel preconsciente. En ese sentido yo sí creo que contribuimos a que el paciente construya, genere, enriquezca, más conjuntos de representaciones preconscientes. Pero si pensáramos que somos nosotros lo que construimos, es decir que en el paciente no hay ningún tipo de significado y nosotros se lo ponemos, entonces sería totalmente per via di porre, sería pura construcción. Pero a mí me parece, volviendo a lo que decía Rafael recién, que se puede decir también que no es que construimos, es que describimos un conflicto más arcaico; en otras palabras, descubrimos un significado más oculto.

Si no hubiera nada ahí antes de nuestra intervención, entonces sería lo mismo que a este paciente que viene con déficit lo construyamos en una dirección u otra. Ante todo, sabemos que eso no es posible, porque si nosotros le afirmamos al paciente algo que no estaba en él, el paciente no se va a sentir entendido, ni visto, ni va a reconocer su existencia. Entonces, lo que nosotros afirmamos en una intervención afirmativa es algo de lo que ya estaba; por lo tanto es relativo decir que construimos un significado. Me parece preferible decir que estamos descubriendo un significado más oculto. De lo contrario, estaríamos diciendo que le construimos el inconsciente, y creo que no queremos decir que le construimos la representación-cosa. Pienso más bien que procuramos ayudarle a construir el conjunto de representaciones-palabra. Todo esto vale, a mi entender, para la cuestión de si actuamos per via di porre o di levare. Bueno, nada más.

MARTIN BARRUTIA: Como dije en mi anterior intervención, a mí me gustó mucho el artículo, y me ubiqué en la forma de pensar de Killingmo. Obviamente rescatando elementos de las lecturas comunes que tenemos. Kohut es una de ellas: la importancia del tono afectivo con el que el analista habla es destacado en uno de los primeros artículos que Kohut presentara en el 1966. Yo creo que Killingmo se apoya en eso y hace su desarrollo. En mi consultorio, yo hago el mío. Es de mucho valor, cada nuevo agrupamiento teórico con otros términos desliza sobre cuestiones semánticas y si es consistente enriquece la mirada clínica. Considero que tampoco tengo que dejar de lado aquellas cosas que me resuenan de las teorías previas que yo conozco y que conforman mi “caja de herramientas” (en palabras de Liberman). Por ejemplo, en relación con la culpa, me parecen más ricas las teorizaciones de Bleichmar, que utiliza categorías más amplias de observable clínico a saber: culpa propia, culpa por ser culpabilizado, culpa para ocultar la agresión/responsabilidad/inadecuación del objeto, culpa por identificación. Entonces, así voy leyendo yo las nuevas teorías, las proceso con mi autoanálisis y al mismo tiempo con mis pacientes, “yo soy el paciente más conocido por mí y el más desconocido”. Entiendo que este momento clínico que se describe en la viñeta es de proceso. La paciente vivencia al analista siendo inadecuado como su madre y se atasca produciendo un efecto de reiteración, monotonía, rigidez de los que puede atravesar cualquier análisis exitoso. Y, pensando en la construcción, me parece interesante hacer una diferenciación con la concepción freudiana. En ésta se apela al recuerdo pero, para la teoría de las relaciones objetales, la apelación al recuerdo consciente es defensivo. Lo valorado es el surgimiento espontáneo en el relato del paciente o en la atención flotante del terapeuta. Entonces sí es de mucha importancia el recuerdo que surge de esta manera.

También observo un problema de sentido en la paciente, de forma de decodificar propia, pero en el orden del sentido del ser y de las injurias del otro; incluso la necesidad que hubiera tenido de un reconocimiento de culpa de la madre (a quien no puede ya pedírselo) pero esto lo podrá encontrar en la relación con el analista. El analista, cuando reconoce un error, está colaborando a rectificar esta situación histórica patológica.

Siguiendo a Winnicott, el analista no debe ser vengativo, retaliativo, ni sentirse destruido. Sigue ahí “presente, vivo y respirando”.

RUBEN ZUCKERFELD: Quiero aclarar una cuestión. Voy a traer a cuento algún concepto de Killingmo que no está en ese texto. En el otro texto que cité antes, hay una definición formal de de lo que llama intervención afirmativa para aclarar o confundir para siempre este tema vinculado con la construcción, hasta donde se construye el significado. El da la definición que el da entrecomillada, (cuando un autor da una definición en cursiva) me la tomo muy en serio y la gasto hasta sus últimos términos. El afirma que “la intervención afirmativa es una comunicación formulada de tal modo que consigue disminuir la duda sobre la validez de la experiencia del sujeto”. Eso es todo lo que dice: es una comunicación, inclusive es una definición curiosa, pues es una comunicación que incluye la manera de formularla, o sea comunicación formulada de tal modo que consigue disminuir la duda, o sea, está presuponiendo que el sujeto tiene dudas, el objetivo es disminuir la duda sobre la validez de la experiencia del sujeto. Después agrega que todo lo que hace la intervención afirmativa es expresar y convalidar, convalidar de modo empático, inclusive da ejemplos en el sentido de que lo importante es lo que el paciente sienta y hace una suerte de secuencia lógica:

1)    “Él me ve, el analista me ve, ergo debo ser visible, ergo, existo”.

2)    “Él me entiende, ergo, puedo ser entendido por él, ergo tengo relación con él”.

3)    “Él me escucha, lo cual significa que merezco ser escuchado y tiene valor lo que digo, ergo, valgo algo”.

Esta es toda la lógica que utiliza para describir una y otra vez el concepto de intervención afirmativa. En este sentido, es obvio que no tiene nada que ver con la construcción freudiana. El tema de establecer significado también es un problema interesante, aparece siempre a contrapelo del de descubrir un significado. No sé qué derivaciones tendría, si establecer significado implicaría en realidad el revelar significados mucho más profundos, tampoco tengo muy claro si establecer significado para Killingmo no es más que establecer el sentido que tiene la experiencia vivida en ese momento con el analista, no sé si va mucho más allá de eso, no creo que incluya ningún elemento histórico en un primer momento.

EDUARDO ISSAHAROFF: Yo quisiera enfatizar algo que subraya Killingmo, que es por una parte la diferencia que él hace explícita entre conflicto y falta de evolución o desarrollo, esto está tomado en Racker también. Otro elemento que me parece importante sobre lo que decía Bruno es el énfasis que pone Killingmo en la observación, que se une con lo que decía Hilda acerca de que uno puede no ver cosas, el analista puede no ver cosas. En cuanto a construir significado, Killingmo es específico también en decir que esa interpretación tiene un valor cognitivo -y lo dice con la palabra cognitivo-, es decir que está suponiendo que existen agujeros cognitivos, espacios donde falta cognición, que todo esto pueda ser operado para hacer una reducción en el sentido epistemológico y decir que, en última instancia, todo lo del déficit puede ser reducido a un conflicto de otra naturaleza más profunda, me parece que plantea un problema epistemológico serio. Por ejemplo, reducción en el sentido epistemológico cuando una teoría puede ser totalmente reducida a otra, eso está claro. En este caso, me parece que pensar que la falta de desarrollo o evolución puede ser reducir a la teoría del conflicto es un problema epistemológico serio que creo que hay que tomar con mucho cuidado. En la historia de la ciencia existen muy pocas vocaciones donde se ha producido legítimamente una reducción, muchas veces son reducciones que no son genuinas.

FRANCISCO KADIC: En un momento Rubén habló de la intervención afirmativa y también de una intervención performativa. ¿Así lo dice Kilingmo? Porque performativo es un término usado por Austin en “Cómo hacer cosas con las palabras”, que justamente como opuesto a “descriptivo”. Evelyn Fox Keller en “Lenguaje y Biología” trabaja en forma muy interesante la relación entre estas intervenciones, con las construcciones, las representaciones y el psicoanálisis.

Una intervención que diga por ej.: “apuesto a que usted tal cosa”, es performativa. Decir “usted vino con un saco marrón” es descriptivo. Sobre esta aparentemente sencilla diferencia, quería saber, Rubén, si estos términos son tuyos o Kilingmo los usa también así.

Cuando uno realiza una interpretación, inevitablemente es performativa. Uno sabe de dónde sale pero no sabe a dónde llega. Como dice Eduardo Issaharoff, en psicoanálisis las palabras llegan a modificar órganos, porque nada más que con hablar o escuchar a un paciente, se logra o se colabora para que se cure una úlcera duodenal, por ejemplo. Estamos actuando, evidentemente, sobre una base biológica, no se sabe cómo pero lo hacemos.

Yo no conocía el artículo de Kilingmo, creo que se vio enriquecido por el resumen de Rubén, porque amplía una simplificación del articulo que es útil, pero estrecha. No me parece que Kilingmo traiga nada tan novedoso pero sí bien ordenado.

Le quería comentar a Rubén sobre lo de ir del déficit al conflicto. Yo creo que también puede ser al revés. Se puede ir desde las defensas, atravesar las defensas, hacia el déficit.

Quizás sea lo que pasó con el paciente del ejemplo clínico que, aparentemente, se fue deteriorando. Estoy hablando de un caso que no conozco profundamente, pero puede ser un tipo de evolución desde lo que está armado y funcionando relativamente bien hasta que lo lleva a conexiones con deterioros.

En “Inhibición, síntoma y angustia”, Freud habla de los componentes psicológicos de las inhibiciones: la diferenciación Yo/no Yo, estaría obviamente en el orden del conflicto. Las dos cosas.

Por ultimo, sobre este tema del déficit, incluido dentro de la teoría del desarrollo, es un campo enorme de estudio que se está abriendo. Con el tema de las neomorbilidades, a causa de la sobrevivencia de cada vez más niños que antes se hubieran muerto, y que gracias a los adelantos científicos, incubadoras, técnicas operatorias, etc. no se mueren, aparece una abundancia de patologías de déficit que antes no veíamos. Nosotros, los psicoanalistas, tenemos un método específico para tratar de ir entendiendo lo que ocurre, que por cierto, hace que el concepto de déficit sea complejo y no tan sencillo.

ALICIA MARTINEZ: Voy a intervenir, en parte por la convocatoria del Dr. Winograd pero también porque el autor, Killingmo, está siendo estudiado en el Area de la Escuela de Psicoterapia con gran interés. La terapeuta que presentaba el material sobre este enfermo oncológico trataba de ver si algo de lo que ella había utilizado era una intervención afirmativa, y el paciente evolucionó, ¿bien o mal? Quién puede responder a esta pregunta, sino el propio paciente. Ahora yo, mientras los escuchaba hoy, me aparecía en el recuerdo una vivencia personal. A mí una vez me consulta un muchacho de 19 años que había tenido un accidente de auto en el que habían muerto su primo y un amigo muy íntimo de su misma edad, él había quedado seriamente lesionado en la mandíbula, y llega porque su mamá quiere que él se trate porque lo ve angustiado y detenido, no podía estudiar ni trabajar. Hasta este accidente él había sido un chico muy bien adaptado. Yo trabaje mucho con niños asmáticos en los comienzos de mi profesión y durante un año tuve con este joven la sensación de que evocaba en él los modos de relación de esos niños con su madre. Él había planteado un asma de la infancia, totalmente superada, sus palabras. Él seguía viniendo porque su mamá quería, pero lo que quería es que yo le sacara la angustia para que él volviera a ser eficiente. Me llevó un tiempo, y un día hace una infección en la mandíbula que la descubre un odontólogo, él no sentía dolor. Cuando aparece esto, yo en esa sesión siento una angustia bastante intensa y al cierre le digo que yo creo que todavía de su cuerpo se hace cargo su mamá y que esto era realmente muy peligroso para él, que ponía en riesgo su vida, que él no estaba feliz de estar vivo, y que el accidente lo había puesto en contacto con el dolor en el cuerpo y que se tenia que hacer cargo de esto. Yo sentí que esto era vía de porre, me quedé angustiada y él se fue molesto. A partir de ahí, de lo que estoy convencida es que el tratamiento empezó a ser de él conmigo, pero lo que también me doy cuenta es que yo no sé si entró en un proceso de análisis. O sea, mi pregunta es la siguiente, ¿cuando trabajamos por vía de porre porque no hay otra -la verdad que no trabajamos porque lo elegimos- qué efectos hace esto en las áreas de conflicto? Esto es para mí lo complicado, por eso prefiero pensar en las construcciones, porque a mí me parece que en la construcción uno trabaja por la vía de porre, pero con un fuerte componente interpretativo donde se presta representación, pero se busca cuánto de representación hay en el otro, yo no sé bien explicarlo esto, pero a mí me parece que hay muchos riesgos y, sobre todo, mi pregunta es esta -a Rubén que seguro has trabajado mas este autor-: ¿qué pasa con el área conflictiva? Yo creo que este muchacho transitó algo conmigo, pero no un análisis, digo la verdad, creo que a veces es cierto que estos pacientes se van analizando en la vida con distintos analistas, pero él tenia un riesgo de vida, el accidente había sido posiblemente por responsabilidad de otros pero seguía con severas fallas con relación a su cuerpo y al registro de sus emociones.

EDUARDO ISSAHAROFF: Yo pediría como hay muchos anotados y avanzados que tratemos de hacer mayor síntesis.

RAFAEL PAZ: yo creo que la intervención que acaba de tener lugar es un excelente ejemplo de hasta qué punto trabajamos como trabajamos, los que conozco aquí todos, de una manera u otra. Digo esto porque sería artificioso suponer que venimos a descubrir a través de Killingmo todas estas dimensiones humanas a las que hay que dar cabida para no intervenir de una manera esquemática, tradicionalista. A todos los que conozco acá, trabajan de este modo, por un lado, por la población de pacientes que tenemos, por otro por la vasta experiencia hospitalaria, por no rehuirle al cuerpo a situaciones como la que vos acabás de narrar y por los parámetros teóricos y clínicos los cuales nos hemos formado. En ese sentido Killingmo podría ser perfectamente un psicoanalista de SAP, estaría absolutamente cómodo, sobre todo no tratando a priori a ver si es o no análisis para ver si intervengo o no intervengo, sino metiéndose en el campo trabajando y luego -recién luego-, preguntándose qué es eso que hice, retroactivamente. Y ahí sin duda nos encontraríamos con un material de demostración muy claro de este tipo de intervenciones que el denomina afirmativas.

Respecto del reduccionismo, que aludía a lo que dije, no es así, yo no dije eso. Lo que se halla en juego es otra cosa, es la heurística del conflicto dominante en la historia del psicoanálisis precisamente para no intervenir prematuramente adosando cosas del analista. Es ahí donde se da una convergencia técnica, metodológica y ética, para no intervenir. La búsqueda es siempre en pos del pedacito del yo, del tamaño y calidad que fuere que puede estar detrás de la situación o incluso detrás del vacío, detrás de un estado de captura dentro de la esfera materna como en el caso este. Pero una interlocución se supone. El ejemplo más obvio podría ser el de falso y verdadero self de Winnicot, porque, efectivamente, son estructuras correlativas en donde siempre hay una búsqueda y una potenciación de enunciación aun cuando casi no exista sujeto capaz de enunciar, que es el caso este, porque si está –imaginemos- en captura materna total, está hablando desde dentro de la madre y cuando viene fácticamente él solito, viene dentro de la panza o de la mente o del seno materno. Ahora, aquí de vuelta una aclaración que se hizo y es importante, construcción no en el sentido freudiano, creo que acá hay un deslizamiento de significado en tanto remite a construir aquello que no está, mientras que, como bien sabemos, la construcción freudiana exige una colaboración extraordinaria por parte del analizando. Es importante que quede claro que aquí se trata de construir pero, como señaló Domingo Boari con la feliz mención a Grondonade ab ovo, la cuestión es si se construye desde cero. Termino mi intervención señalando la amplitud de espíritu de Killingmo, cuando en la página 4 dice “yo sugeriría que todos estos términos se agrupen bajo el título de intervenciones afirmativas, en mi opinión esta amplia categoría también incluiría términos como contener, de Bion, sostener de Winnicott, si bien estos términos engloban más aspectos y hacen también referencia a otros aspectos más implícitos del comportamiento del analista”. Es en este sentido que digo que podría ser uno de nosotros, por su ductilidad clínica como la que tienen en general los que provienen del psicoanálisis de niños y que, bueno, cuentan, narrativizan con soltura. Ahora bien, en el momento que alguien narrativiza lo que está aconteciendo está realizando algo que para Killingmo sería intervención afirmativa, está implícita la esperanza de que algo en el otro sea capaz de escuchar y se anime a conarrativizar.

VICENTE GALLI: lamento no haber estado en la primera parte de la reunión. Vengo escuchando la discusión desde la intervención anterior, estaba terminando Rafael la intervención anterior cuando yo entré, así que me ubico en ese momento.

Solamente, y hace un poquito ingresado al final del segundo tiempo, un momento medio frío, señalar dos cuestiones que se me fueron revalorizando de mi lectura de Killingmo ahora que estaba escuchando la discusión. Hay una cuestión que me molesta, no solamente en Killingmo sino en otros autores: es una cierta ilusión imaginaria de base, en el sentido de que se puede diferenciar fácilmente patología de salud. Entonces, hay cosas que son patológicas y regeneran efectos patológicos. Esto es un modelo muy médico, pero no es un modelo tan psicoanalítico, la producción de síntomas y los diagnósticos de estructuras, no son necesariamente el hablar de enfermedades como el lo menciona, es hablar de organizaciones defensivas con las cuales el sujeto en cuestión se las logró arreglar en la vida, es hablar de formas de defensa frente al sufrimiento y formas que se las arregló esa persona para sobrevivir.

(Fin de la grabación)

 

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