aperturas psicoanalíticas

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revista internacional de psicoanálisis

Número 071 2022 Clínica de la intersección de lo social y lo intrapsíquico

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Clínica de la intersección de lo social y lo intrapsíquico

Clinic of the intersection of the social and the intrapsychic

Autor: Díaz-Benjumea, Lola J.

Para citar este artículo

Díaz Benjumea, L. (2022). Editorial. Clínica de la intersección de lo social y lo intrapsíquico. Aperturas Psicoanalíticas (22). 


En este número monográfico continuamos con la mirada psicoanalítica que enfoca el campo de lo social, tema que irrumpe y domina en estos años. Pero ahora nuestro interés es ampliar el foco para observar no solo a los desfavorecidos -déficit socioeconómico sobre el que se asientan particulares déficits psicológicos de los sujetos que los padecen. Hemos ampliado el campo hacia cómo el poder condiciona la subjetividad, dando lugar a organizaciones mentales y caracteres específicos, a psicopatologías específicas también, todo lo cual resulta en el mantenimiento de estructuras sociales opresoras y sociedades enfermas. Los trabajos presentados analizan este tema de un modo u otro, y también dan claves de su abordaje en la consulta.

Sanjay Nath hace un recorrido por la relación del psicoanálisis estadounidense con los temas sociales, a lo largo de su historia. Siendo él mismo inmigrante de segunda generación tiene una mirada privilegiada, recuerda su entusiasmo cuando encontró al psicoanálisis a la vez que su extrañeza por la ausencia de temas que a él le afectaban directamente, como las desigualdades de clase o las diversidades identitarias. Como seguidor de Layton y de Cushman, ve al psicoanálisis aun preso de la disociación de lo individual y lo público; en su visión toda actuación como profesional de la salud es a la vez sociopolítica, de ahí que plantee el dilema de qué hacer con el sistema que está en la consulta. Su propuesta es que el psicoanálisis no está únicamente para ayudar a las personas a buscar el éxito adaptándose al sistema, sino que la adaptación a los sistemas de opresión ha de acompañarse del trabajo contra las estructuras opresivas, manteniendo la dialéctica entre ambos espacios, lo que implica que tanto el clínico como el paciente puedan acceder al inconsciente normativo, expresión original Layton que el autor rescata y que saldrá también en otros trabajos presentados.

Enrique Jovaní analiza la figura del corrupto. Parte de la descripción freudiana del desarrollo del superyó como internalización de las normas sociales, pero también de los ideales narcisistas, en cuyo caso el superyó se alinea con el ello, siendo que los ideales mismos generan psicopatía. Que el ello esté por encima del superyó moral supone la involución de la cultura. Jovaní se centra en los desarrollos de Hugo Bleichmar para analizar las personalidades narcisistas con vertiente manipuladora, el narcisismo sin escrúpulos, que considera es fomentado por el ideal capitalista del enriquecimiento como valor social. El autor ilustra su propuesta con un análisis pormenorizado de la película El lobo de Wall Street, en el que describe la continua interacción de lo intrapsíquico, lo social y lo familiar para dar lugar al tipo de ideales -y de relación con los ideales- propio de las personalidades corruptas. 

Neri Daurella narra su recorrido de investigación desde que tomó contacto en su práctica clínica con la problemática de la transexualidad, hasta su posición presente sobre este tema. La autora describe cómo se ha abordado en los contextos español y británico, la posición de la clínica Tavistock de Londres y la de los profesionales que la abandonaron por divergencias importantes, entre ellos el psicoanalista David Bell, quien abogó por explorar en profundidad los motivos de los menores que acuden al servicio. Por su parte, la autora presenta las conclusiones a la que llegó su grupo de estudio tras recoger información desde la biología, la psicología y el psicoanálisis, y lo social. Tras una revisión de los datos biológicos y epidemiológicos, Daurella presenta sus alegaciones al anteproyecto de ley para el reconocimiento del derecho a la identidad y expresión de género. Por último, narra extensamente un ejemplo clínico.

Ana María Fernández aborda el tema del consentimiento sexual relacionándolo con el anterior “Sí de las niñas”, como reivindicación del derecho de las mujeres a que conste su deseo en los intercambios sexuales y afectivos. A partir de ahí la autora escribe sobre las identidades subalternas en sociedades en principio democráticas, y sobre la relación entre sexualidad y poder y la invisibilización de estas desigualdades hasta hace pocos años, cuando movimientos sociales como el Me Too y otros llevaron a la movilización feminista en distintas partes del mundo. Fernández se centra en las manifestaciones de estos abusos en la clínica y en lo que ocurre en la subjetividad de los varones. Respecto a esto último, su visión es que no se trata de psicopatologías, sino de fallos en el sistema cultural y judicial. Destaca la importancia de problematizar el consentimiento, para poder pensarlo en toda la complejidad, alegando que el no es una posibilidad subjetiva que ha de construirse colectivamente. También acude a las diversas motivaciones presentes en la mujer a la hora de consentir o no y a la influencia del sistema social en los deseos subjetivos. Finalmente, describe cómo el psicoanálisis ha tratado este tema a lo largo de su historia y en la actualidad.

En el apartado de trabajos ya publicados, Donald Moss nombra la Blancura como metáfora de lo valioso frente a lo despreciable. La metáfora continúa cuando la describe como un parásito que se infiltra en nosotros desde la niñez, y así aprendemos a defendernos del oprobio, de lo miserable, que es expulsado fuera. Melanie Klein se sentiría atrapada en la vívida aplicación que hace Moss de la identificación proyectiva, por la que creamos un muro entre lo otro y nosotros, que nos mantiene a salvo y a la vez nos da sensación de control. Comenzando como una diferenciación entre lo extraño y lo familiar, se refiere después a todo tipo de división valorativa causante de proyección: lo contrario a la Blancura es lo temido, lo perverso, lo devaluado, es la impotencia. Nos da un sentimiento de dominio frente a la fragilidad que nos constituye, es por tanto una defensa permanente, un parásito del que no hay cura definitiva. El texto tiene un enorme poder narrativo y nos inunda para dar cuenta de un fenómeno quizá no novedoso, pero nunca planteado como algo tan ubicuo ni relatado de forma tan sugerente. El autor recuerda el momento de su niñez en que comenzó a ver así el mundo y a sí mismo, y ofrece ejemplos de la política y vívidas descripciones de su práctica clínica, incluyendo modos de abordaje.

Lynne Layton nos relata dos casos en los que las dinámicas internas están intrincadas con los significados que tiene la clase social para los pacientes. Para la autora, la mirada analítica no solo ha de enfocar a la familia, sino también el daño que provoca la sociedad con sus desigualdades. Relaciona el capitalismo con el trastorno de personalidad narcisista, donde las dinámicas familiares de la sociedad neoliberal producen sujetos que oscilan entre estados del self de autodesprecio y de grandiosidad. Describe hechos que observa en la clínica, como la dependencia hostil de los hijos de clase media hacia sus padres por hacerlos rehenes de su propio ascenso social. Según Layton el capitalismo socava la capacidad para la dependencia madura y la interdependencia y carga los riesgos de la economía sobre los individuos. Esto tiene su reflejo en la relación del paciente con el analista como representante de la autoridad, lo que supone retos importantes para el abordaje terapéutico, en cuanto no repetir la dinámica de poder y a la vez no alentar la grandiosidad defensiva. La autora alerta sobre los procesos inconscientes normativos, refiriendo la expresión al hecho de que los terapeutas legitiman inconscientemente las normas culturales que causan dolor psíquico.  Es el concepto al que acude también Sanjay Nath, que ella acuñó en un trabajo anterior (incluido en el libro de Layton que reseña Carola Higueras en este mismo número).

Adela Abella analiza los procesos emocionales que se ponen en marcha entre el sujeto carismático, con capacidad de seducir, y las personas que le siguen respondiendo a su atractivo. La seducción para la autora puede dirigirse al bien común o puede ser manipuladora y con efectos destructivos. Abella nos ofrece un interesante caso donde analiza la seducción producida dentro de la relación terapéutica. A partir de ahí enfoca las motivaciones que pueden llevar a los sujetos a abrazar a líderes carismáticos, o sea la función defensiva que cumple esta idealización en el psiquismo individual, y expone las diferencias entre la seducción carismática alienante y la que se puede producir en la relación psicoanalítica, que sirve en este caso como puente hacia una progresiva individuación y maduración en el paciente. La autora traslada esta visión de la seducción carismática al terreno de las corrientes psicoanalíticas, diferenciando dos formas de relación con las ideas y dos formas de funcionar dentro de los alineamientos teóricos.

Jay Frankel escribe sobre el ensimismamiento narcisista de los padres y sus consecuencias en los hijos, partiendo de la imagen literaria de la novela El perfume. Describe la dinámica de padres que no ven a su criatura, quien al no ser vista se siente indigna de ello y responde con una narcisización compensatoria patológica que puede llegar a la crueldad. El proceso consiste en que los padres convierten al hijo en objeto/self para que sirva a sus propias necesidades emocionales y niegan su propia destructividad, pero el menor necesita mantener el vínculo y se identifica con el agresor, culpándose a sí mismo; se desarrolla entonces en él un sentimiento básico de ser defectuoso que le lleva a cuidar compulsivamente. Pero también surgen defensas a esta situación, puede idealizar a sus padres y sentirse él mismo grandioso como ellos. Frankel describe las modalidades que pueden adoptar las secuelas de esta identificación defensiva, y aporta indicaciones terapéuticas. El autor completa su exposición con tres ejemplos de caso en los que se puede observar un abordaje complejo dirigido a las diversas dimensiones de la paciente afectadas.

En el apartado de reseñas, Carola Higueras escribe sobre un libro que contiene los artículos más importantes de los últimos 20 años de Lynne Layton (uno de los cuales publicamos en la segunda sección de este número). Beatriz Sevilla reseña un artículo de Nancy Caro Hollander sobre la subjetividad en tiempos de malestar social, y Luis Manuel Estalayo Martín lo hace sobre la clásica obra de Erich Fromm El miedo a la libertad. En grabación de video, Javier Ramos entrevista al psiquiatra psicoanalista Jorge L. Tizón.