aperturas psicoanalíticas

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revista internacional de psicoanálisis

Número 062 2019 Monográfico. Abordaje psicoanalítico del trauma II

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Abordaje psicoanalítico del trauma II

Psychoanalytic approach to trauma II

Autor: Díaz-Benjumea, Lola J.

Para citar este artículo

Díaz Benjumea, L. J. (octubre, 2019) Editorial. Aperturas Psicoanalíticas, (62). Recuperado de http://aperturas.org/articulo.php?articulo=0001097

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En este segundo monográfico sobre el trauma, publicamos la segunda parte del trabajo de José Carlos Mingote Adán, Francisco Menjón Beltrán y Belén Mingote Bernard, continuación de la del número anterior. Mientras que en la primera se describía el hecho traumático, la que publicamos en este número se centra en el tratamiento. Los autores resaltan la frecuente queja en estos pacientes de no sentirse entendidos, de modo que ser sensible a la subjetividad del paciente es la primera condición para una psicoterapia que ayude. De ahí que el primer paso propuesto es que el trastorno sea reconocido por los profesionales sanitarios y que estos sean conscientes de sus propias reacciones contratransferenciales. En el texto se abordan temas como la bondad o no de la medicación; la mejor actuación en casos de comorbilidad, como cuando se solapan los síntomas de TEPT con depresión; las ventajas de atender también al entorno familiar y el papel negativo de la neutralidad del terapeuta. Los autores describen enfoques terapéuticos actuales que abordan el TEPT, deteniéndose especialmente en la técnica de exposición.

Werner Bohleber relata una historia de caso que le permite entrar en una serie de reflexiones teóricas. En el caso hay un trauma en la primera infancia que dejó una fuerte secuela no inscrita de forma declarativa. Entre las reflexiones está la influencia de las teorías implícitas del analista en su abordaje clínico, en este caso el autor parte de una concepción no lineal de los procesos de influencia entre pasado y presente. Otra reflexión aborda la reacción contratransferencial del analista ante el efecto abrumador del trauma, que puede activarle defensas que lleven a puntos ciegos en su propio pensamiento sobre lo que el paciente pasó: el analista se resiste al trauma y lo desatiende. Bohleber va desgranando las visiones e intervenciones fruto de sus teorías implícitas, no solo las que fueron productivas, sino también aquellas que llevaron a puntos ciegos, y los hechos que el analista llegó a conocer a pesar de ellos a través de la transferencia y de las actuaciones de paciente y analista. Para el autor las actuaciones son fructíferas y necesarias, debido a que el trauma deja secuelas no simbolizadas en forma de aprendizaje procedimental y asociativo. Se detiene en la importancia de la reconstrucción histórica en los casos de trauma, sosteniendo que no solo el hecho traumático en sí, sino también los conflictos previos y posteriores al hecho traumático son incorporados a la vivencia, y que la reconstrucción, aunque parcial, es imprescindible, como lo es que el paciente tenga la convicción de que aquello ocurrió realmente.

Javier Aznar Alarcón y Nuria Varela Feal parten de un cuestionamiento del planteamiento actual según el cual el diferente procesamiento en la memoria en los acontecimientos traumáticos respecto al resto de experiencias es la causa de la dificultad para poner en palabras la experiencia. Desde la perspectiva en que se incluyen los autores, el problema en el trauma es más bien que hay una distancia excesiva entre la cualidad de la vivencia y el lenguaje común para describirla. Esto lleva a poner como objetivo la creación de una narrativa para el hecho traumático referida a la paciente misma, su contexto y lo que le ocurrió, ya que la que ella trae es una narrativa desintegrada, así como identificada con mensajes sociales potencialmente patógenos en tanto que resultan victimizantes, negadores o culpabilizantes. En consecuencia, el enfoque terapéutico que proponen se dirige a la creación de una narrativa que sea vivida como propia y que ayude a la superación de las secuelas traumáticas. El concepto de narrativa resulta aquí muy abarcador; tal como este es explicado en la ilustración clínica parece contener creencias matrices pasionales, acomodaciones al medio para la supervivencia del self, y un rango de defensas intrapsíquicas. El cambio terapéutico se describe como un cambio de narrativas en la dirección de que estén más cerca de la experiencia de la paciente y sean más funcionales para su recuperación. Los autores muestran la transcripción literal de dos sesiones, en distintos momentos de la psicoterapia de un caso de trauma por violación, a través de las cuales se ve cómo, paso a paso, terapeuta y paciente progresan en una elaboración conjunta de visiones sanadoras y no patogénicas acerca de la propia paciente, del episodio traumático y de los otros.

Concepció Garriga i Setó escribe sobre la introducción de la técnica EMDR en una psicoterapia de orientación psicoanalítica, en la que el trauma histórico tiene un papel fundamental, entendiendo por este el trauma social cuyas consecuencias se transmiten intergeneracionalmente. El trabajo tiene por tanto doble interés, no solo por la descripción minuciosa del EMDR y de las bases neuropsicológicas en las que supuestamente se basa esta intervención, sino sobre todo por el uso que hace la terapeuta de las asociaciones del paciente extraídas por esa técnica, para entender más global y psicodinámicamente su subjetividad y dinámicas internas. Por otro lado, en el trabajo se muestra una descripción también minuciosa de cómo el trauma de la guerra llega a condicionar a una tercera generación posterior.

En el apartado de artículos ya publicados, el de Katie Gentile aborda el tema de la traición institucional, que engloba el papel que tienen la familia, instituciones religiosas o militares, universidades o asociaciones psicoanalíticas e, incluso, las redes sociales, en el daño provocado por el trauma. Si bien puede sorprender al lector, así como resultar más controvertida, la fundamentación de la autora en una teorización sobre las relaciones de seres humanos con no humanos, considerando las instituciones como no humanos, la riqueza del trabajo está en el foco y el análisis de cómo se podría cambiar esta dinámica de retraumatización por parte de las instituciones y sustituirla por una gestión eficaz que protegiera a los individuos, no solo los damnificados, sino incluso a los perpetradores. La autora plantea intervenciones basadas en la comunidad que se centren en el papel de la institución y no aíslen los casos de abuso de poder viéndolos solo como hechos individuales del perpetrador y la víctima. El foco, entonces, es qué papel pudo tener, por ejemplo, la institución psicoanalítica en el hecho de que una paciente, Muriel Dimen, silenciara durante décadas que el que durante años fue su psicoanalista había cruzado seriamente los límites sexuales con ella. Como ejemplo de su propuesta, Gentile acude a la intervención de la administración de Estados Unidos por la que se penalizó a las universidades en que ocurrían denuncias de abuso sexual, a raíz de la masiva protesta de las estudiantes en 2010. En su trabajo, la autora resalta y describe el gran potencial traumático que tiene para el individuo la traición institucional, específicamente cuando esta ocurre en instituciones psicoanalíticas, y sugiere modos específicos de intervención centrados en la institución.

Jane Lewis despliega con detalle un caso clínico en el que se muestra con mucha evidencia la forma que puede llegar a tener el trauma cuando los síntomas son la manifestación de vivencias codificadas a nivel procedimental y no simbolizadas, experimentadas fundamentalmente en el cuerpo y,  por tanto, se transmiten en el espacio analítico como actitudes, no como contenidos. La autora-analista nos va describiendo el recorrido de la terapia, sus vivencias contratransferenciales, y cómo finalmente el paciente dio paso a poder hablar de lo que había sufrido, después de un largo periodo en que la analista se enfrentó a incertidumbres sobre su rol de psicoterapeuta, pero en que finalmente pudo ella misma acceder a vivencias internas que sintonizaban con las del paciente, lo que Lewis entiende como un trabajo de desarrollo vincular que el paciente necesitaba antes de llegar a poder expresarse con palabras.

En el apartado de reseñas, contamos con la de un libro recién editado de Joyanna Silberg escrita por Francisco Sánchez Serradilla, un manual que contiene un estudio pormenorizado sobre el trauma infantil, abarcando los distintos tipos, las reacciones y los síntomas asociados a estas. Continúa con una guía para la evaluación y tras esta un modelo de intervención diseñado por la autora, cuyo nombre es el acrónimo EDUCATE. La reseña incluye ejemplos que muestran las ideas de la práctica clínica de Silberg.

En el apartado de reseñas sobre autores clásicos, contamos con la de Agustín Genovés Candioti sobre el trabajo más conocido de Ferenzci, en la que el reseñista explica el momento histórico dentro del mundo psicoanalítico en que aquel salió a la luz, y el efecto causal de ruptura con las premisas de la corriente psicoanalítica imperante, al proponer que la repetición y la reviviscencia en el tratamiento de los hechos pasados es tan o más importante que la rememoración. El papel de lo externo en la génesis de lo traumático, la importancia de lo preedípico y, sobre todo, la importancia de la implicación emocional del propio terapeuta, incluyendo sus propias resistencias, que condiciona lo que ocurre en el análisis y en las reacciones del paciente, todas estas son propuestas por las que hoy día Ferenczi es considerado una figura primigenia del enfoque relacional. Genovés se detiene en los múltiples significados de la expresión ferenzciana confusión de lenguas, convertida hoy día en una frase de uso que resume lo que ocurre en múltiples situaciones. Igualmente novedosas fueron la inclusión en este trabajo del concepto identificación con el agresor, y una concepción del trauma nueva en aquel momento histórico, que no lo basaba en al punto de vista económico, como “exceso”, sino en el fallo para el niño de su figura de confianza.

Completamos el número con dos entrevistas. Jorge Rodríguez es entrevistado por Mariela de Filpo en una primera entrega que tendrá su segunda parte en un número posterior. Jorge Rodríguez, además de clínico y autor, ha sido traductor de autores clásicos y revisor de la traducción de Winnicott al castellano. Gran conocedor de su obra, nos adentra en los significados aportados por esta figura enormemente significativa en la historia del psicoanálisis, que es sin embargo de lectura difícil por la complejidad de sus conceptos y por su particular estilo de escritura. Finalmente, un equipo de profesores de la Universidad Comillas entrevistan a Nancy McWilliams acerca de temas que ella ha trabajado a fondo en su trayectoria como psicoanalista, autora y docente: el diagnóstico, la personalidad y la clínica en la sociedad actual.